En artículos anteriores he comentado las
diferencias entre las culturas enfocadas a la relación (RF) y las culturas
enfocadas al acuerdo (DF), insistiendo en la gran diferencia en el trato
dependiendo de donde nos encontremos. Otra dicotomía interesante de conocer la
podemos encontrar si analizamos los tipos básicos del lenguaje. La mayoría de
los autores coinciden en
plantear dos formas opuestas -aunque existan una gran cantidad de subdivisiones- en el lenguaje de negocios, la
"Indirecta" y la "Directa".
Normalmente son coincidentes el lenguaje directo y
la orientación al acuerdo. Este tipo de negociadores suele utilizar la lengua
para expresar sus proposiciones y deseos de forma directa y franca. Por el
contrario, en las culturas enfocadas a la relación, a menudo podemos
encontrarnos con un estilo de lenguaje indirecto, sutil, tortuoso. Este hueco
en la comunicación es, en mi opinión, la mayor causa de malentendidos entre
ambos tipos de cultura.
Los negociadores de uno y otro lado se expresan y
esperan que se expresen sus oponentes según procesos comunicativos según su costumbre, pero mientras la prioridad para los empresarios DF es que sus propuestas
sean claramente entendidas y para ello dicen lo que piensan y piensan lo que
dicen, para los encuadrados en culturas enfocadas a la relación la máxima
prioridad es el mantenimiento de la armonía y la promoción de relaciones
interpersonales. Así, un negociador alemán u holandés, por ejemplo, será tan
claro en sus expresiones que puede llegar a parecer excesivamente brusco para
un criterio latino. Por el contrario, los negociadores pertenecientes a
culturas enfocadas a la relación intentarán mantener la armonía dentro del
grupo como lo más importante, cuidando lo que ellos dicen y evitando la
claridad y rotundidad en sus expresiones por considerarlas, en algunos casos
embarazosas y en otros directamente ofensivas.
Aunque hago aquí un paralelismo entre el tipo de
cultura y el modelo de lenguaje, no quiere esto decir que los rangos o grados se
mantengan en la misma proporción, es necesario hacer notar -por ejemplo- que aunque
alemanes y suizos son considerados menos enfocados al acuerdoque los
norteamericanos, sin embargo, son claramente más directos en su comportamiento
de comunicación verbal.
Cuando coinciden dos culturas totalmente opuestas
en lo relativo a comunicación la cosa se pone interesantepara el observador avisado al ver las dificultades que plantea para un norteamericano,
acostumbrado a decir rotundamente "no" cuando cree que eso es necesario,
negociar en culturas como las orientales donde el “no” puede ser considerado
casi como un insulto, y donde se utilizan todos los rodeos posibles con tal de evitar la
negación. Los orientales evitarán ese "insulto" diciéndole -por ejemplo-que
"será difícil" o "miraremos la posibilidad", pero no se
hagan ilusiones, están diciéndoles que no. Usted puede encontrar en ocasiones
negociadores chinos o japoneses que por
haberse educado fuera de su país o llevar mucho tiempo viajando y negociando,
podrán utilizar la negación, pero no es lo normal y por tanto, sobre todo si las
negociaciones se realizan directamente en uno de esos países donde el lenguaje
indirecto tiene mayor peso, usted deberá entender que existe la posibilidad de
confundir esas frases amables con un "sí", aunque signifiquen todo lo
contrario.
Un caso de dificultad
comunicativa:
Un fabricante de textiles para
el hogar decidió contratar
la fabricación con un proveedor chino ubicado en Guangzhou. Tras una
considerable correspondencia y la intervención de un organismo oficial ubicado
en el país acudieron en China. Un primer contacto con el fabricante absolutamente
positivo y la capacidad de relación en inglés les animó a prescindir de apoyos
externos y 10 días más tarde habían concluido las reuniones para alcanzar un
acuerdo. La empresa española suministraría la tela y el fabricante chino se
encargaba de acomodar incluso la medida de la puntada a lo exigido. El acuerdo
parecía tan interesante que decidieron ponerse en contacto con un gran grupo
internacional para que éste distribuyera el producto en otras partes del mundo.
La única cuestión a añadir venía dada por el uso de otros idiomas en la
etiqueta que contiene tipo y porcentajes de fibras utilizadas, instrucciones de
lavado, etc. Puestos en contacto con China la respuesta vino a ser algo así
como "esto genera una dificultad
añadida" que fue interpretada por el director general de la empresa
española como un intento de incrementar el precio de la etiqueta y en función
de ello se transmitió un "Es
necesario para nosotros que la etiqueta
esté escrita, también, en los idiomas citados. Se trata de cumplir una ley que
no permite otra opción".
Desde el lado chino la contestación vino a ser algo
similar a "Hemos tratado el asunto
con el equipo afectado y parece difícil manejar su petición" a
continuación y con una sonrisa (la conversación se realizaba por
videoconferencia) el director de fabricación chino añadió "No obstante, nuestra empresa harán todo lo posible para realizar
esa modificación".
La gente del grupo español se sintió aliviada por
dicha contestación. Unos meses después 25.000 edredones, 30.000 pares de cortinas y un número similar de fundas
de cojín les fueron devueltos nada más llegar al almacén de aquel grupo
internacional con el que habían negociado. Las etiquetas sólo estaban en chino
y en inglés lo cual imposibilitaba su venta en los países acordados. Sólo
entonces el señor Ferreras supo que un chino utiliza una gran cantidad de
frases distintas para evitar decir "no".
Negativas no verbales.
En las culturas orientados a la relación también
existe la posibilidad de que se diga no mediante el lenguaje corporal, sin
expresarlo verbalmente. En algunos países árabes levantan las tejas para
rechazar una solicitud, algo así como el equivalente a nuestro "No es
posible, gracias". Nuestro doble chasquido con la lengua después de
apoyarla en el paladar, el cual nosotros entendemos claramente como una
negación puede ser no entendido de esa manera por otras culturas. Tailandeses y
japoneses a menudo sonríen cortésmente al tiempo que utilizan un prolongado
silencio, sonrisa y silencio que pudieran ser interpretados por cualquier
occidental como una señal de que todo va bien. Por el contrario, esa sonrisa y
ese silencio están significando algo así como "Nada que hacer. Olvidemos
el asunto"
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