18 abr 2013

Carne picada para la casta.2.- Los Culpables



Cuando intuyeron que las cosas podían torcerse, para proteger sus intereses inclinaron las grandes decisiones hacia donde más les convenía. Nos llevaron a un mundo en el que los ciudadanos tenemos muchos deberes y unos pocos derechos,mientras, en la economía no existe ningún control y el omnipotente mercado se encarga de regularlo todo. Cuando parte de su sistema comenzó a fallar resguardaron su dinero mientras los demás no nos enterábamos de nada... hasta que llegó el momento en que nos enteramos.

A partir de ese instante, ya sin ningún rubor, nos han echado la culpa de todos los males de la economía mundial. Que si queremos tener una casa en propiedad cuando es mucho mejor alquilar, que si queremos tener un nivel de vida superior al que nos podemos permitir, que si abusamos de los servicios públicos, que solamente queremos trabajar en lo que nos gusta y con un buen horario, que se ha perdido la capacidad de sacrificio de nuestros mayores… Machacan el mensaje, insisten, lo repiten, nos aleccionan, nos avisan, nos advierten y lo peor es que casi nos convencen.

Habéis vivido por encima de vuestras posibilidades, nos dicen, y esto no puede seguir así. Estáis gastando lo que

11 abr 2013

Descargar: Jefes, cabecillas, abusones. (Marvyn Harris)



"¿Había vida antes de los jefes?

¿Puede existir la humanidad sin gobernantes ni gobernados? Los fundadores de la ciencia política creían que no. "Creo que existe una inclinación general en todo el género humano, un perpetuo y desazonador deseo de poder por el poder, que sólo cesa con la muerte, declaró Hobbes. Éste creía que, debido a este innato anhelo de poder, la vida anterior (o posterior) al Estado constituía una "guerra de todos contra todos", "solitaria, pobre, sórdida, bestial y breve". ¿Tenía razón Hobbes? ¿Anida en el hombre una insaciable sed de poder que, a falta de un jefe fuerte, conduce inevitablemente a una guerra de todos contra todos? A juzgar por los ejemplos de bandas y aldeas que sobreviven en nuestros días, durante la mayor parte de la prehistoria nuestra especie se manejó bastante bien sin jefe supremo, y menos aún ese todopoderoso y leviatánico Rey Dios Mortal de Inglaterra, que Hobbes creía necesario para el mantenimiento de la ley y el orden entre sus díscolos compatriotas.

Los Estados modernos organizados en gobiernos democráticos prescinden de leviatanes hereditarios, pero no han encontrado la manera de prescindir de las desigualdades de riqueza y poder respaldadas por un sistema penal de enorme complejidad. Con todo, la vida del hombre transcurrió durante treinta mil años sin necesidad de reyes ni reinas, primeros ministros, presidentes, parlamentos, congresos, gabinetes, gobernadores, alguaciles, jueces, fiscales, secretarios de juzgado, coches patrulla, furgones celulares, cárceles ni penitenciarías. ¿Cómo se las arreglaron nuestros antepasados sin todo esto? Las  oblaciones de tamaño reducido nos dan parte de la respuesta. Con 50 personas por banda o 150 por aldea, todo el mundo se conocía íntimamente, y así los lazos del intercambio recíproco vinculaban a la gente. La gente ofrecía porque esperaba recibir y recibía porque esperaba ofrecer. Dado que el azar intervenía de forma tan importante en la captura de animales, en la recolecta de alimentos silvestres y en el éxito de las rudimentarias formas de agricultura, los individuos que estaban de suerte un día, al día siguiente necesitaban pedir. Así, la mejor manera de asegurarse contra el inevitable día adverso consistía en ser generoso. El antropólogo Richard Gould lo expresa así: "Cuanto mayor sea el índice de riesgo, tanto más se comparte." La reciprocidad es la banca de las sociedades pequeñas."


Así comienza este pequeño opúsculo escrito por Marvyn Harris. El autor trata de mostrar las diferencias y similitudes entre los “jefes, cabecillas y abusones” de las sociedades tribales y los políticos y poderosos actuales. También explora el

5 abr 2013

La conferencia médica más apoteósica de todos los tiempos. Humor?





La comercialización del sildenafilo (Viagra) en 1998 supuso toda una revolución en el tratamiento de la disfunción eréctil y en las sábanas de muchos hogares. Antes de ello, las únicas y aparatosas opciones eran la bomba de vacío, las prótesis e implantes y la inyección de fármacos vasoactivos en el pene. Sobre este último método, llama la atención que no fuera hasta los años 80 cuando el Dr. Giles Brindley consiguió desarrollar con éxito los primeros tratamientos farmacológicos para estimular la erección. Sin embargo, lo más sorprendente de su historia no fueron sus descubrimientos y avances en la medicina (que fueron muchos y variados) sino la forma en la que este excéntrico doctor presentó al mundo sus hallazgos, en la que sería la conferencia médica más apoteósica de todos los tiempos. Uno de los asistentes, que jamás olvidaría dicha charla, narró los detalles en extensión en: Cómo (no) comunicar la información científica novedosa: memorias de la famosa conferencia de Brindley. Esta es una breve descripción de lo que pasó, basada en su narración:
Como tantas otras asociaciones médicas, la Sociedad Urodinámica de Estados Unidos se reunió en Las Vegas en el año 1983 para compartir entre los colegas de profesión los más recientes avances en su campo de especialidad. Uno de los invitados para dar una conferencia era el citado Dr. Brindley con el anodino título de “Terapia vasoactiva para la disfunción eréctil”. Los asistentes a esta conferencia que tuvo lugar durante la tarde (alrededor de ochenta personas, entre médicos y sus parejas) acudieron a ésta como a cualquier otra, completamente ajenos a lo que estaba por suceder.
El primer detalle anómalo que notaron los asistentes fue la extraña vestimenta de Brindley. En lugar de llevar el característico traje de corbata, llevaba un holgado chándal azul. Además, aparecía notablemente nervioso y andaba de forma rara. Cuando Brindley subió al estrado para comenzar su presentación el espectáculo comenzó.
El galeno comenzó explicando su hipótesis de que

2 abr 2013

Descargar: DIAGNÓSTICO DE ENFERMERÍA.3ª Edición

Diagnóstico en Enfermería 3ª Edición - Mi Ja Kim • MacFarland • McLane
El diagnóstico enfermero o diagnóstico de Enfermería, en el contexto de la Enfermería, es un juicio sintético de las respuestas humanas del individuo, familia o comunidad que requieren cuidados de salud en la prevención de la enfermedad, el mantenimiento y mejora de la salud o el fin de la vida. Su objetivo es identificar el estado de salud de un paciente o cliente y los problemas relativos al cuidado de