25 jul 2013

Carne picada para la casta.6.-Papá Estado (Cerrado por defunción).

Hubo un tiempo en que muchos ciudadanos miraban al estado como un padre putativo, alguien que sin haberte engendrado te adoptaba y cuidaba con cariño. Ciertamente nunca lo vi de esa forma, pero si sé que hubo tiempos mejores. La vieja imagen del “Estado Protector”, aquel que te preservaba de adversidades y desdichas, ha muerto para dar vida a un extremo depredador, un estado que miente, avasalla, roba,  saquea, aplica la ley de manera interesada y la justicia (o injusticia, usted mismo) según de quien se trate, generando normas y actuaciones destinadas a cuidar los intereses de los políticos y sus amigos los poderosos. Unos y otros se juntan, sonríen, se dan palmadas en la espalda y demuestran su valía y capacidad de reacción cuando se trata de proteger y defender a los culpables de la crisis, a los poderosos, a los irresponsables, a la banca, a las grandes compañías que les recibirán con los brazos abiertos cuando finalice su mandato.

Organizados en partidos que funcionan como bandas donde el código de honor más valorado es la “omertá”, ese sagrado silencio siciliano, se han adueñado del Estado y lo gestionan en provecho propio y a mayor gloria de sus vicios, el abuso de poder, la corrupción y la arbitrariedad. Se han hecho dueños de un Estado que era de todos y han declarado al ciudadano causa de todos los males, enemigo y siervo de una casta apoyada por la banca, cierta prensa y un aparato de justicia sometido y dedicado, exceptuando admirables excepciones, al mantenimiento del poder de “ellos”, los elegidos.

Nadie quiere perder privilegios y fueros, es mejor aplastar al pueblo con impuestos y recortes antes que cerrar observatorios, empresas públicas y televisiones dedicadas a la defensa de sus amos, o sindicatos y patronales corruptas que no aportan nada al bien común, o esos estacionamientos para políticos de segundo nivel que algunos llaman diputaciones, o esos miles de empresas, fundaciones e instituciones creadas por los ayuntamientos y gobiernos autonómicos para burlar controles y colocar a los amigos.

Así que, cuando uno piensa en “Papá Estado”, se encuentra con un padrastro que te maltrata, que te exprime con los impuestos más desproporcionados e injustos de toda Europa, que permite y legaliza que los banqueros estafen con las preferentes a tantos pobres licenciados en madrugones, que permanece impasible mientras los más desesperados se suicidan, que manda la policía a reprimir a aquellos que expresan su derecho a trabajar y mantener a su familia con dignidad, que protege a los que han acabado con la esperanza, la confianza y la alegría de un pueblo, que es el lugar en que habitan los que nunca devolverán lo robado  junto a los corruptos y los amorales.



 En Papá Estado mandan los especialistas en esconder la basura, los que se han apropiado del sistema para su propio beneficio, el de esos cientos de sátrapas dañinos que miran el mundo a través de las burbujas de una copa de cava en un brindis por la vida, su vida, mientras cuelgan en el frontispicio de este país -que un día no lejano fue el templo del optimismo- la leyenda “CERRADO POR DEFUNCIÓN”.

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