Pues es algo lógico, si se encuentra en mercados
enfocados al acuerdo puede ir directamente al grano después de solamente unos
minutos de charla. Los negocios entre personas enfocadas al acuerdo se pueden
realizar fácilmente alrededor de una mesa con comida o bebida, en un campo de
golf, en una carrera de coches, casi en cualquier lugar que usted pueda
imaginar, pero mientras esto sucede también se está construyendo alguna forma
de compenetración que ayude a la elaboración de un acuerdo.
Por supuesto, las personas de cultura DF (enfocada
al acuerdo) quieren conocer más sobre el otro antes de firmar, pero también eso
puede esperar. Mientras tanto desde un lado y desde el otro evalúan, aún
inconscientemente, la mirada, los gestos, las reacciones del posible socio.
Aparentemente se habla de precio, términos de pago, especificaciones, calidad,
cantidad, fechas de entrega y todas las otras cuestiones implicadas en el
negocio internacional. Hablan del negocio directamente desde el principio, pero
todo ello se hace mientras se va conociendo al posible socio y se estudia todo
aquello que pueda ayudarnos a conocerle un poco más.
Ésa necesidad de conocimiento precisa de tiempo,
paciencia y a veces de un hígado a prueba de balas cuando la relación se
desarrolla en mercados fuertemente RF,
es decir, enfocados a la relación, tales como Japón, Corea del Sur o Taiwán. En
Asia Oriental el emborracharse juntos parece acelerar el proceso que construye
la compenetración, acción en la que sólo participan los hombres, las mujeres -por
lo general-no caben estos rituales de vinculación cuasi adolescentes.
La mejor manera de llegar a entablar amistad con su
contacto local no es uniforme en todas las culturas RF. En la mayor parte del mundo árabe una
comida alrededor un plato de carne de cordero puede convertirse en el mejor
introductor. En otras culturas como la brasileña o la mexicana, aunque estén
enfocadas a la relación, esta puede encontrar sus cimientos en una charla sobre
el arte, la música, la literatura o la