Fue ayer, pero ya ha cumplido seis meses y en sus ojos vivarachos se adivina el futuro, el suyo y el nuestro. Pasará el tiempo y encontrará un papel mal escrito en el pupitre con unos versos que hablen del amor. O quizás ya no se lleven. Quizá no.
Pasará el tiempo y quizá alguien le escriba una canción adolescente como aquella de Paul Anka a Diana, quizá una que hable de su dulzura como aquella Caroline de Diamond, quizá algún tipo que nunca se llamará Pablo Milanes le diga cantando lo que él le dijo a Yolanda, quizá su canción recuerde alguna estrofa de Deborah de Vangelis. O quizá no.
Quizá algún día piense que otro mundo es posible e intente construirlo desde fuera, o se acerque a la política, plena de esperanzas, para detestar más tarde ese mundo y seguir con su pasión. O quizá no.
Quizá prefiera los libros y una ventana por la que mirar el mar en vez del borde bullicioso de una piscina, O quizá no.
Tal vez le gusten los números y cuentas y estudie en ICADE una carrera de ciencias, quizá leyendo a los clásicos se apasione y lo suyo sean las humanidades o las letras. O quizá no.
Cuando crezca, quizá busque su fondo de armario en Coconut Grove o lo haga en un mercadillo en Benidorm. O quizá no.
Quizá, si un día se pierde, la encuentren en el Skyscraper Museum de Nueva York, o tal vez paseando entre los trigos de cualquier pueblo de Castilla. O quizá no.
Quizá busque su príncipe azul y encuentre a un hombre de Master Card y mal genio, o tal vez sea un pintor bohemio sin cenas ni hipotecas que la pinte durmiendo a la sombra de una parra bajo el sol mediterráneo. O tal vez no.
Quizá conduzca un Aston Martin o puede ser que vaya en bicicleta. O quizá no.
Quizá le guste el campo, las montañas, los ríos caudalosos que corren entre aldeas selváticas, conocer nuevas culturas, pisar lejanos continentes. O quizá no.
Quizá tenga hijos y recuerdos guardados de otro tiempo, un sobre que nadie sabe que contiene, unas llaves, un libro, una canción. Quizá pueda recordar todo, aunque no haya sucedido. O quizá no.
Quizá, como su madre, publique libros cargados de belleza, de una escritura serena no exenta de