Aunque la climatología sea el único tema de
conversación seguro y cualquier otro sea potencialmente peligroso, existen
momentos en que debemos mantener una conversación. Después de introducir esos
torpes e incómodo saludos parecería raro estar completamente silencioso.
La mejor forma de mantener una conversación
informal entre amigos (no sólo en Inglaterra, ustedes y yo sabemos que también
en nuestro país y en otros) es “chismorrear” algunos estudios recientes han
demostrado que dos terceras partes aproximadamente del tiempo de conversación
de los ingleses está dedicado a temas sociales (bonito eufemismo), es decir,
quien hace que con quien, quien está en…, quién eres… y por qué. Es curioso, ahí
no se cortan, son capaces de hablar de los famosos, pero también de los amigos,
familia, colegas, amantes, vecinos, de todos. No obstante, esos mismos estudios
afirman que la mitad del tiempo se consume hablando de las actividades del
orador o el auditorio inmediato, el resto sobre otras personas. No es una
conversación neutra, es "evaluativa", pero ellos lo hacen con una cierta
sutileza, las opiniones y sentimientos están -sin duda-implícitos, pero
aparecen no directamente sino en el tono de voz, en un gesto claramente
perceptible, etcétera.
No se me malinterprete, el chisme es algo universal,
pero en el caso de los ingleses parece aún más sorprendente dada su obsesión
por la intimidad. Por otra parte, es curioso que los aspectos negativos -según
los estudios citados- solamente representan el 5% del tiempo empleado, el resto
suele ser algo bastante inofensivo, aunque para ellos tenga ese
"puntito" que da lo prohibido, aunque no sea más que una pequeña travesura.
El chisme, cumple una función de vinculación social
vital, si se realiza sobre la vida de las figuras públicas o famosas puede realizarse
casi delante de cualquiera, pero ese amplio círculo va cerrándose a medida que
el "chisme" afecta a personas más próximas. Esto puede ser utilizado
para conocer más a nuestro interlocutor. Por ejemplo, si usted quiere averiguar
algo sobre una persona, por ejemplo si está casado, en lugar de preguntar
directamente hable sobre el matrimonio de una figura pública a la que ninguno
de los dos conozcan personalmente, cuando esto le haya dado la oportunidad de
conocer la posición de la otra persona puede hablar de las dificultades en su
matrimonio de un colega vecino. Es seguro que de ello sacará la respuesta a su
interrogante.
La
"relación recíproca" como estrategia.
Existe una regla prácticamente universal, las
personas tienden a buscar, no conscientemente, un nivel de simetría en las
conversaciones. De esta forma, si usted les
dice algo sobre su vida privada, la
otra persona se sentirá impelida a responder con una relación comparable, sin
una relación prolongada usted gradúa el nivel de sus confesiones de menos a
más, la otra persona actuará de manera similar. Entre los ingleses, sin
embargo,, mi consejo es que empiece con una revelación trivial, la estrategia
de relación recíproca es un proceso laborioso, pero ninguno es el único modo de
romper el tabú de la intimidad y lograr una aproximación.
Diferencias marcadas por el sexo en la utilización
del chisme.
Curiosamente los trabajos citados anteriormente han
encontrado los hombres utilizan más el chisme que las mujeres, especialmente
sobre aspectos "no sociales", como trabajo o política, pero cuando
están mujeres hablan más de aspectos artísticos y culturales. Algo curioso es
que los hombres hablan mucho más de ellos que las mujeres. Pero si usted nos
pregunta a cualquier hombre, con toda seguridad le diremos, aunque no sea
cierto, que nosotros hablamos de cómo solucionar los problemas del mundo y que
las mujeres lo hacen sobre cosas banales e intrascendentes de la vida de otros,
esa será en cualquier país y situación la respuesta más "sincera", lo
normal es que afirmemos rotundamente que el chisme no va con nosotros que eso
es cosa de mujeres. En fin, otro mito que algún día habrá que derribar, lo
único cierto -hasta donde yo conozco-es
que las mujeres entran más en el detalle, repiten la conversación que
escucharon palabra por palabra y especulan sobre motivos y causas. Por su parte
los hombres consideran el detalle algo aburrido e irrelevante y tampoco es necesario el cambio ritual de
elogios, a veces envenenados, que las mujeres consideran esencial.
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