El
elogio mutuo es algo común entre las mujeres inglesas, muy probablemente
escuchará a alguna de ellas decir esas bonitas frases que todos conocemos
"Me encanta tu nuevo corte de pelo",
o bien, "Tus logros laborales son impresionantes, realmente eres magnífica",
pero también es seguro que la respuesta será habitualmente la negación por
parte de la aludida, algo así como "MI pelo, es terrible, mañana serán todos
rizos y no sabré qué hacer con él". Para la segunda afirmación probablemente
algo como "No lo creas, un pequeño golpe de suerte, en realidad soy algo
torpe". Lo curioso es que los ingleses suelen aceptar la respuesta como
algo sobreentendido, sin volver a insistir en ello. Sin embargo, estas pueden
ser formas válidas de vinculación femenina, no así en el caso de los hombres.
Veamos.
La
vinculación masculina se consigue por "pertenencia". Pertenencia a un
grupo de poseedores de un determinado vehículo, hinchas de un equipo de fútbol,
de un partido político, consumidores en un tipo de cerveza o interesados en una
teoría filosófica, el sujeto no tiene importancia.
Las
reglas del juego son las siguientes, usted comienza haciendo una alabanza de
algo, el Manchester United, los coches alemanes, Foucault o su cerveza
preferida. Su discurso siempre será respondido, aunque sus interlocutores estén
de acuerdo con usted, se trata en definitiva de iniciar una conversación y
aquel o aquellos que estén con usted adoptará la defensa de los coches
americanos, del otro partido político u otro equipo de fútbol, aunque tengan el
carnet de ambos en el bolsillo. No obstante, se trata de un juego amistoso, siempre
con una parte oculta de humor, una comprensión mutua de que las diferencias de
opinión no deben ser tomadas en serio. El enfado no está permitido, e
igualmente cualquier otra exposición de una emoción verdadera. El juego
consiste en una especie de cólera humorística, de fingido ultraje por mucho que usted sienta los colores de su
equipo. La seriedad no está permitida, entre otras cosas porque nadie, nunca,
ganará ese juego, e igualmente nunca nadie reconocerá el punto de vista del
otro. Simplemente, llegará un
momento en que aburridos de un mismo objeto de
conversación cambiarán a otro. Existen amplios estudios sociolingüísticos sobre
los modelos competitivo/cooperativos y su utilización por hombres y mujeres o
por diferentes culturas, pero dejemoslo estar.
En
este tipo de juegos relacionales existe una norma, la jactancia personal está proscrita,
e igualmente la ocultación formal de la verdadera opinión sobre los
planteamientos del otro. En realidad, ya lo hemos dicho, se trata de un juego,
el triunfo del protocolo sobre la verdad y la razón. Esta clase de
comportamiento quizá este relacionada, también, con eso que se ha dado en
llamar el "humor inglés", algo a mi entender próximo a lo que
nosotros llamamos "ironía". Los ingleses son extremadamente sensibles
a la distinción entre "serio" y "solemne", entre
"sinceridad" y "seriedad". Esta distinción es crucial para
entender a los británicos. No puedo enfatizar esto suficientemente, pero si
usted no es capaz de comprender esas diferencias sutiles pero vitales para
ellos, usted nunca los atenderá. Su inglés puede ser impecable, pero su "dramática"
behaviorística estará llena de errores. Si por el contrario ha captado la
distinción, entenderá que la seriedad es aceptable, pero la solemnidad está
prohibida, que la sinceridad está permitida, pero sólo cuando la seriedad está ausente,
que la pomposidad y la presunción son proscritas, que los asuntos ellos pueden
ser dichos seriamente, pero nunca hay que tomarlos demasiado en serio. Sin
embargo, permítame que le haga una advertencia, usted nunca sabrá cuando un
inglés bromea, su ironía es algo endémico, pero nebuloso, es como el smog, no
es algo duro, palpable, pero está ahí.
En
el PUB.
Debemos
partir de tres premisas esenciales:
1. En todas las culturas los lugares de bebida
representan algo "especial", un mundo socialmente separado de otros
ambientes y con valores propios.
2. Estos sitios son integrantes y socialmente
igualitarios pues, aunque existen diferencias, las distinciones de "estado",
están basadas en criterios diferentes a los que actúan en el mundo exterior.
3. La función primaria de estos lugares la
encontramos en la facilitación de la vinculación social.
El bar (para
entendernos) es una parte central de la vida inglesa, tres cuartas partes de la
población adulta acude a bares y un
tercio son clientes habituales (el
estudio más fiable considera clientes habituales aquellos que acuden al una vez
por semana). Ello incluye gente de todas las edades, clases sociales, niveles
de educación y ocupaciones.
La barra del pub es uno de los pocos sitios en
Inglaterra donde socialmente aceptable iniciar una conversación con un extraño,
las reglas no existen, han desaparecido y la conversación amistosa con un
desconocido es algo normal. Los pub
ingleses son así, así o peores, prueben a
sentarse en una terraza y esperar que aparezca un amable camarero. No existen
oiga, el resultado es que puede pasar horas esperando a que alguien salga
preguntarle que desea y nadie le explicará que allí no es costumbre, que tiene
que servirse usted.¡Quizá forme parte del humor inglés!
¡Ah, me olvidaba!
En el pub está permitida la gesticulación, la comunicación no verbal.
Usted puede levantar su botella de cerveza vacía para pedir que le traigan
otra, pero sin proceso, sin agitación, sin ruido, el silencio -a veces- es
extraordinariamente eficaz.
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