¡Quién se lo iba a decir! El nieto del capitan Lozano en plena metamorfosis, pero esta vez el capullo no parió una mariposa, sino un enorme polillón que revolotea alrededor de las luces del denostado imperio como si siempre hubiera sido su más fiel servidor. Salió del armero y el juglar que entonaba cantos de paz nos mostró el Capitán Trueno que lleva dentro.
Primero nos salvó a todos de nosotros mismos con su sabia “recomendación” de no ir más allá de los 110, ahora, esos F18 que según su definición ya no son aviones de combate, sino algo como avionetas de playa arrastrando la pancarta de “Paz, Hermanos”, llevan bajo sus alas -según nos explican- no bombas, sino urnas de votación capaces de instaurar la democracia allí donde el voto lo marca la pertenencia a una tribu. Todas las contradicciones son suyas, forman parte de su acumulación de incongruencias, las incongruencias de un pacifista por interés y militarista por obligación. Él sabía que el poder también era esto, convertirse en un prestidigitador que lo mismo saca de su chistera la vuelta de las tropas de Irak que de nuestra chequera –en el peor momento- la ida de las tropas a Libia. Pelillos a la mar y leña al mono que es de trapo.
Este sujeto dado a la improvisación, capaz de desmilitarizar a los militares y convertirlos en apagafuegos y repartidores de abrazos en pro de su fracasada alianza, militariza con el mismo desparpajo a todo un país porque los controladores aéreos no son buenos chicos. No sé cuáles de sus obras trascenderán, el progresismo buenista y políticamente correcto ya casi todos sabemos que es una falacia, el laicismo disparatado lleva a imposiciones de un lado y del otro, la subvención continua de los afines al cabreo, el vivir en un Gran Hermano Orwelliano a la irritación permanente, el paro a la desesperación. ¡Quién te ha visto y quién te ve camaleón!
Pero no pasa nada, España y los españoles siguen inmersos en el laissez faire, laissez passer y seguirán mientras el mecanismo de acción-reacción-manipulación funcione, mientras exista un becario que obedezca ciegamente las órdenes del editor interesado, mientras contertulios a sueldo vomiten metódicamente a través de nuestros televisores las consignas, los rumores, mientras él y los suyos anuncien medidas demagógicas imposibles de cumplir dada la situación a la que nos han llevado, mientras sus ministros y ministras nos entretengan con discusiones de patio de colegio ganando tiempo para cortar un poco más las salas de nuestra libertad y mientras una caterva de descerebrados en nómina pública se reparten los dineros que no tenemos.
Unas cuantas declaraciones deplorables lanzadas desde la tribuna más alta, también la más vilipendiada, de este país de trileros serán suficientes, todos contentos. Los sindicatos callados, los de la ceja callados, todos los paniaguados y favorecidos callados, pero claro, es que …¡entre gitanos no nos vamos a leer la mano!
Primero nos salvó a todos de nosotros mismos con su sabia “recomendación” de no ir más allá de los 110, ahora, esos F18 que según su definición ya no son aviones de combate, sino algo como avionetas de playa arrastrando la pancarta de “Paz, Hermanos”, llevan bajo sus alas -según nos explican- no bombas, sino urnas de votación capaces de instaurar la democracia allí donde el voto lo marca la pertenencia a una tribu. Todas las contradicciones son suyas, forman parte de su acumulación de incongruencias, las incongruencias de un pacifista por interés y militarista por obligación. Él sabía que el poder también era esto, convertirse en un prestidigitador que lo mismo saca de su chistera la vuelta de las tropas de Irak que de nuestra chequera –en el peor momento- la ida de las tropas a Libia. Pelillos a la mar y leña al mono que es de trapo.
Este sujeto dado a la improvisación, capaz de desmilitarizar a los militares y convertirlos en apagafuegos y repartidores de abrazos en pro de su fracasada alianza, militariza con el mismo desparpajo a todo un país porque los controladores aéreos no son buenos chicos. No sé cuáles de sus obras trascenderán, el progresismo buenista y políticamente correcto ya casi todos sabemos que es una falacia, el laicismo disparatado lleva a imposiciones de un lado y del otro, la subvención continua de los afines al cabreo, el vivir en un Gran Hermano Orwelliano a la irritación permanente, el paro a la desesperación. ¡Quién te ha visto y quién te ve camaleón!
Pero no pasa nada, España y los españoles siguen inmersos en el laissez faire, laissez passer y seguirán mientras el mecanismo de acción-reacción-manipulación funcione, mientras exista un becario que obedezca ciegamente las órdenes del editor interesado, mientras contertulios a sueldo vomiten metódicamente a través de nuestros televisores las consignas, los rumores, mientras él y los suyos anuncien medidas demagógicas imposibles de cumplir dada la situación a la que nos han llevado, mientras sus ministros y ministras nos entretengan con discusiones de patio de colegio ganando tiempo para cortar un poco más las salas de nuestra libertad y mientras una caterva de descerebrados en nómina pública se reparten los dineros que no tenemos.
Unas cuantas declaraciones deplorables lanzadas desde la tribuna más alta, también la más vilipendiada, de este país de trileros serán suficientes, todos contentos. Los sindicatos callados, los de la ceja callados, todos los paniaguados y favorecidos callados, pero claro, es que …¡entre gitanos no nos vamos a leer la mano!
¿Estas aflojando en los artículos de opinión? Antes creo que publicabas más. Pero siempre son muDesde Santander
ResponderEliminarDe acuerdo en todo.
ResponderEliminarTafalla.
Muy bueno. León
ResponderEliminarEste tipo es un loco
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