Los líderes no dirigen hacia la excelencia, construyen la excelencia. La excelencia es “ser todo lo que se puede ser y hacer bien todo lo que se puede hacer bien” dentro de los límites de lo que es correcto para una organización. Para alcanzar la excelencia, en primer lugar, el líder debe de tener “buen carácter” y también hacer todo lo que se supone que debe de hacer. Las organizaciónes no alcanzan a ser excelentes por averiguar hacia dónde se quiere ir o donde se quiere llegar, desde este punto de vista, líder es aquel que hace lo que tiene que hacer con el fin de realizar el trabajo encomendado. Pero esto no es exactamente así, perseguir la excelencia no debe confundirse con el cumplimiento de un trabajo o tarea nada más. El inicio del proceso está en ser “una persona de honor”.
Muchos piensan que la mayor parte del carácter de una persona se forma en sus primeros años y es cierto, pero también se puede modelar después . El comportamiento puede ser “fuerte” o “débil”, “bueno” o “malo”, puede ser uno y el opuesto y desconocer cómo y cuándo se forjó esa particularidad en el carácter que identifica a una persona. El carácter “fuerte” puede generar unidad, aportar energía y determinación, una auto-disciplina necesaria que se transmite a al grupo, puede fomentar la voluntad y el nervio de los suyos. Imagina lo que quiere y va tras ello atrayendo a seguidores. Una persona débil generalmente no muestra ninguno de estos rasgos, no sabe lo que quiere, vacila y no arrastra a otros detrás de sus visiones de futuro.
Pero una persona con carácter “fuerte” puede ser bueno o malo. Los líderes de bandas de delincuentes suelen ser portadores de esa fortaleza de carácter, pero le falta una característica...que ese carácter fuerte sea además “bueno”. Toda organización necesita líderes con las dos características, fortaleza y bondad, gente capaz de guiarla poniéndose en cabeza para llevar a los demás hacia el futuro, pero capaces de demostrar que se puede confiar en ellos.
Para ser un líder eficaz, sus seguidores deben de tener confianza en usted y tener la seguridad de que no van a ser “ vendidos”. En definitiva, las compañías precisan y buscan gente capaz de transmitir una fuerte visión de futuro, pero cargados de ética personal y profesional. Sólo esa forma de actuar generará la confianza en él, la lealtad necesaria y garantizará la vitalidad y el avance continuo de la organización. Son necesarias "buenas" creencias, valores, habilidades y rasgos, Todas esas características sin que falte ninguna.
Las creencias son algo generalmente imbuido, transmitido y aceptado, tienen sus raíces en lo más profundo de nosotros y son algo entrañable (que habita en nuestras “entrañas”). Son supuestos y convicciones que aplicamos sin ir "contra nosotros mismos" y son válidas según nuestros criterios para manejar la mayoría de conceptos, cosas y situaciones. Incluyen lo más heterogéneo, la vida, la muerte, la religión, lo que su bueno, lo que es malo, como funciona la naturaleza humana, etcétera.
Los valores marcan también las actitudes sobre las otras personas, conceptos y cosas, son tremendamente importantes porque influyen en el comportamiento y marcan la importancia de las alternativas.
Las habilidades son los conocimientos que una persona adquiere y desarrolla lo largo de la vida. La capacidad de aprender una nueva habilidad varía con cada individuo, algunas aparecen de manera casi natural, mientras otras precisan del estudio y la práctica continua.
Los rasgos distintivos son cualidades o características de una persona y el “personaje” es la suma de todos esos rasgos, tantos que son demasiados para discutirlos aquí. Tocaremos alguno de ellos, aquellos que son cruciales para un líder. Cuantos más de ellos atesore, más confiarán en él sus seguidores.
- HONESTO. Sincero, integro y ajeno a los comportamientos engañosos.
-COMPETENTE. Basa sus acciones en la razón y los principios morales. No toma decisiones basadas en deseos infantiles, en emociones o sentimientos arbitrarios apartados de la lógica.
-ORIENTADO HACIA EL FUTURO. Establece metas y tiene una “visión” de la que transfiere la propiedad a toda la organización. No sólo imagina lo que quiere, sino también como conseguirlo, marcando las prioridades y utilizando sólo aquello que está de acuerdo con los valores de la organización y de la ética.
-INSPIRADO. Muestra confianza en todo lo que hace. Toma las riendas cuando es necesario.
-IMPARCIAL. Trata justamente a todas las personas no dejando en ningún momento que los prejuicios formen parte de su ideario. Trata de ser sensible a los sentimientos, valores e intereses de los demás.
-DE MENTE ABIERTA. Busca la diversidad y acepta las opiniones de los demás.
-VALIENTE. Afronta valerosamente sus objetivos, poniendo el empeño necesario ante las dificultades y obstáculos. Muestra calma y confianza en las situaciones difíciles.
-SENCILLO. No alardea de “sus” logros, sino que valora las aportaciones de los demás, colocando a cada uno en el lugar que le corresponde.
-IMAGINATIVO. Muestra creatividad al pensar en nuevas metas y aporta mejores ideas y soluciones a los problemas, es innovador y es capaz de pensar y desarrollar los cambios apropiados.
-ES “PORTADOR” DE NORMAS. Establece un marco ético dentro de la organización y se compromete y vive defendiendo el clima y la cultura que desea impregnar a esa organización. Muestra con el ejemplo el seguimiento de las normas y reglas, tanto legales como morales, sabiendo que a diferencia del conocimiento, la conducta ética se aprende mediante la observación, no al dictado.
-ES “DESARROLLADOR”. Ayuda otros a aprender a través de la enseñanza, la captación y el entrenamiento, crea lugares interesantes para trabajar y aprender sin perder la oportunidad de aprender algo nuevo él mismo. Se convierte en un entrenador sugiriendo a los demás e involucrándose lo suficiente para fomentar su desarrollo cuando los otros tienen menos experiencia. Los empleados que trabajan para un “desarrollador” saben que pueden correr riesgos, pero también aprenden de este a conocer sus errores y ganar al final.
-ES INTEGRADOR. Organiza las actividades de la organización uniendo esfuerzos y tiene un sexto sentido a cerca de donde surgirán problemas. Está allí donde esos problemas se producen y se puede contar con él en los momentos críticos.
-SON LOS PRIMEROS. Pocas actitudes tan descriptivas como la del Capitán Henry P. Crowe de la Infantería de Marina de los EE.UU. cuando gritó el 13 de enero de 1943 a su compañía: “Maldita sea, ustedes nunca conseguirán el Corazón Púrpura en esa trinchera. ¡Síganme!". Podremos sentirnos en nuestro fuero interno pacifistas o militaristas, pero ésa es la actitud, no decir “Vayan ustedes”, sino “¡Vengan conmigo!”.
No se puede ser buen líder sin ser justo, juicioso, serio, sin buscar el perfeccionamiento continuo, sin tener iniciativa, sin ser contundente cuando se necesita, sin tener “tacto” cuando las situaciones lo precisan, sin ser íntegro, entusiasta, altruista, si el coraje y la valentía no forman parte de nuestro bagaje personal, si el conocimiento no está con nosotros, si la lealtad no es algo que nos caracteriza y si la resistencia ante la adversidad y el esfuerzo no nos identifica.
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Muy interesante aporte. El liderazgo es un proceso que implica no solo la capacidad de tomar decisiones, sino la habilidad de desarrollar una cierta estabilidad emocional. Dirigir una empresa no es tarea sencilla por lo que capacitarse adecuadamente es muy importante. Llevar a cabo cursos sobre gestión empresarial ayuda a reducir errores comunes que terminarían por demorar de sobremanera el logro de los objetivos propuestos con anterioridad.
ResponderEliminarSoy de la misma opinión.
ResponderEliminarUn saludo