Y puesto que estamos en la red vamos a terminar este apartado de liderazgo con un post sobre liderazgo y Web 2.0.
Cualquiera que observe la red que se da cuenta de su dinamismo, como ésta ha cambiado de ser un lugar específico para publicistas y otros especímenes a estar centrada en el usuario facilitando la comunicación, el intercambio de información segura, la interoperatividad y la colaboración, como ha dado lugar al desarrollo y evolución de las comunidades, servicios de espionaje y aplicaciones como las redes sociales, los sitios para compartir vídeo, wikis, blogs y folksonomías. Un cambio similar ha ocurrido en nuestra comprensión del liderazgo. Nuestra interacción con la web y las expectativas que esto crea han dado forma a lo que esperamos de nuestros líderes que deben de ser eficaces con la actual generación de expertos, los usuarios. Deben de cambiar su estilo de liderazgo.
Bienvenidos al cambio
Al igual que la Web 1.0, el liderazgo del viejo estilo era estático, resistente al cambio y centrado en mantener el status quo, sin embargo, el liderazgo 2.0 dio la bienvenida al cambio, los nuevos líderes están en la vanguardia de la experimentación, si algo no funciona cambian de rumbo rápidamente, están más preocupados por conducir en una determinada dirección que el por mantener el negocio tal y como lo encontraron. Han abandonado el halo de misterio y distancia que rodeaba aquellos que ya son pasado y mantienen un estilo abierto y transparente, se dejan ver tal como son, con todos sus defectos, corriendo el riesgo del autor revelación y prefiriendo reconocer la verdad de lo que son en lugar de pretender ser algo por encima de los demás, en definitiva siendo ellos mismos en lugar de pretender ser algo que no son.
Celebramos el diálogo
El líder de la vieja escuela colocaba un monólogo en los oídos de los demás y luego se marchaba, el nuevo líder hace que todos hablen. El viejo líder aprovechaba su jefatura para exponer su pensamiento creyendo demostrar -de esa manera- que era más listo que los demás, el nuevo líder escucha más de lo que habla y así dan profundidad a las conversaciones y con ello a los resultados. Lo hacen porque saben que Surowiecki tenía razón al afirmar que “Todos nosotros somos más inteligentes que cada uno de nosotros”
Contamos con nuestros colaboradores.
Los líderes de la vieja escuela acumulaban “contactos”, valoraban sobre todo sus puntos de vista, su tiempo, su energía y dinero. Jugaron un juego de suma cero creyendo que no podían ser generoso sin agotar su propia cesta. Los nuevos líderes juegan a todo lo contrario, tienen una mentalidad de abundancia y comparten libremente sus recursos en la creencia de que “hay mucho más allí de donde vino esto” y saben que se obtiene mucho más dando que sólo recibiendo.
Formamos parte del compromiso.
Los viejos líderes tenían un estilo distante e indiferente, no estaba en su agenda ensuciarse las manos hablando directamente con los clientes y/o colaboradores, estaban por encima de la refriega y observaban desapasionadamente la preocupación de las masas. Los nuevos líderes no piensan en términos de jerarquía, nada está por debajo de ellos, tampoco por encima. Se impulsan con todas sus fuerzas y las de sus colaboradores para comprometerse cuando sea preciso con nadie y cuando sea preciso con todo el mundo.
Construimos comunidad.
Hubo un tiempo en que los líderes afirmaban haberse construido sobre su propio esfuerzo, sin necesitar de nadie más. Podían hacer cualquier cosa al margen de los demás. Los líderes de nuevo estilo, por el contrario, gustan de trabajar con los demás y construir una comunidad sostenible que perdure cuando ellos se hayan ido. Obtienen satisfacción al trabajar en equipo y lo agradecen mostrando su alegría y agradeciendo la colaboración a los demás.
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