22 abr 2011

Unos se van lejos (Cesar y Diana), otros a la mierda.

 Hubo un tiempo en que aún me sorprendíia de ver a algunos personajes intentando ganarse la vida tan lejos, fue hace años y aquellos tipos habían llegado hasta las selvas amazónicas oliendo la posibilidad de encontrar aquel “El Dorado” que tantos disgustos dio a algunos de nuestros antepasados. Eran unos cuantos españoles si mucha preparación, pero con dos cojones, allí estaban mirando los ríos, las tierras y las gentes buscando desesperadamente alguna teta por la que ordeñar la vaca. No sé si lo lograron, pero nadie les puede negar que sin normas y sin miedo lo intentaron con todas sus fuerzas.
Ahora son otros tiempos, la mayoría de aquellos tipos con poco bagaje y muchas ganas deambulan por nuestras calles sin saber qué hacer con el BMW que compraron cuando esto era Jauja y sin plantearse que más allá de las fronteras están Teherán, Johanesburgo, Amsterdam, Tijuana o Santiago de Chile. Ese ejército de seres postrados puede que no entiendan como gente con una preparación excelente emprendan una vida más allá de las oposiciones a la administración y que sean capaces de aceptar el desarraigo con tal de arrancarle el botín a la vida donde esta se deje, intentarlo allá afuera y reventar en ello si fuera necesario, buscando la vida donde late y trabajando allí donde aún se puede antes que languidecer en una tierra yerma, ingrata, dejaba de la mano de Dios.
En San Zoilo (Palencia) hace un par de días nos sentábamos a la mesa cuatro parejas, una comentaba las vicisitudes de su hijo intentando buscarse la vida en la lejana China, la otra explicaba una relación marcada por la distancia y las horas de vuelo desde y hasta estos lares de la champion ligue de Zapatero, de los trajes a medida y las flotas de Audis y BMW blindados ocupados por aquellos que -en su mayoría sin ninguna preparación- sólo saben dormitar en el escaño esperando la hora del cóctel, el chanchullo y el banquete, gente que nos hace cabrearnos con este perra España que, al final, ya no sabemos si es algo nuestra o solo de esos notas que aprendieron en un plis-plas donde se come el mejor arroz con bogavante, que miran de reojo su Rolex aguantando la tortícolis que les produce observar permanentemente por encima del hombro mientras roban, mienten, manipulan, desinforman, especulan y le piden al chófer que se salte las normas por ellos mismos impuestas para llegar el primero en esa contrarreloj por mangar, colocar a familiares y amiguetes o a aquellos que les hicieron la ola a pesar de saber que viven embalsamados en la más absoluta ignorancia. Sátrapas y mandarines que designados a dedo en este país poliautonómico pasaron de dirigir mal su comunidad de vecinos a administrar aún peor presupuestos para pinganillos y con enorme constancia destrozan el país sabiendo que nadie les pedirá explicaciones y si algún valiente las pidiera, nadie les daría. Siguen con el experimento del hámster hispano, sube la luz, la gasolina, el IVA, el tabaco y no pasa nada, los hamster`s  siguen dando vueltas en la rueda porque mientras no se joda el mando a distancia y podamos seguir con el culo en el sofá…todo va bien.
En aquella mesa la tercera pareja éramos Mar y yo que mientras escuchaba esas historias rememoraba la melancolía que hace pocas semanas mostraba a través del teléfono la voz de nuestro hijo porque María, su pareja, dejaba más allá de los océanos su buen hacer como arquitecto. Allí estabais vosotros, Diana y César, expectantes ante el futuro compartido en aquella ciudad que Pedro de Valdivia llamo Santiago del Nuevo Extremo, os vais los mejores, ingenieros con un curriculum excelente, con varios idiomas, los mejores. Y os vais porque en estas diecisiete taifas sólo queda sitio para burócratas, administradores y políticos corruptos, porque aquí nos sirve de mucho el mérito y el esfuerzo y el resultado de eso es que los excelentes, los sobresalientes, tenéis que salir fuera, no sólo por el trabajo, también porque queréis ser valorados, probablemente porque estáis hartos de pedir disculpas por ser brillantes, porque aquí se ha instalado la mediocridad, porque...
¿Y que será de esta puta tierra cuando todos os hayáis ido? Esperamos vuestra vuelta porque si no esto será un erial y circulará marcha atrás varios lustros en todos los sentidos, pero si no lo hacéis nos vemos en Santiago de Chile cualquier día y pago yo la cena en el Coco Loco, la música en el Amanda y lo que venga.  Un abrazo y que la vida os sea benigna.

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