19 jul 2011

INNOVACIÓN-CREATIVIDAD (8). Retomemos el tema ordenadamente. Definición e introducción.

Bien, como decía en un post anterior y ante el comentario de un amable lector trataré de organizar este tema. Vamos a comenzar definiendo a que nos referimos al hablar de innovación.
Etimológicamente el término “innovación” procede del latín, del nominal “innovatus”, lo cual a su vez se produce por la contracción de “en” y “novus”. Cuando hablamos de innovación nos referimos, generalmente, a una mejora en los productos, los procesos, las tecnologías o aquellas ideas que generan aspectos nuevos que afectan los mercados, los gobiernos o la vida de las personas, en definitiva, agitando la sociedad.
No es lo mismo “innovación” que “invención” o “renovación”, puesto que normalmente innovar significa “cambiar sustancialmente” sin que sin que sea necesario estemos hablando de una nueva invención, y también puede significar inventar algo nuevo sin que –por lo tanto-estemos renovando.
La innovación no es algo únicamente de este siglo, el paso de una sociedad de cazadores-recolectores a la agricultura supuso en el Neolítico un avance sustancial, actualmente la innovación aparece y es importante en todos los campos, en el diseño, la tecnología, la economía y también en otros aspectos menos tangibles que afectan por ejemplo a la sociología o cuestiones tan etéreas como lo que se denomina “espíritu empresarial”. Cuando hablamos de innovación la mayoría pensamos en esas tecnologías que nos hacen más fácil o cómoda la vida cotidiana, pero también debemos pensar en aquellos nuevos procesos que abaratan el coste de determinados productos. Si pensamos en cómo vivían en nuestros ancestros en el siglo XIX todo
aquello que nos diferencia se debe a innovaciones, ellos no tenían -por ejemplo- electricidad, pues bien, observando solamente este aspecto de nuestra vida nos damos cuenta que alrededor de esa innovación se produjeron otras múltiples en cadena, desde la bombilla al LED, pasando por el fluorescente, desde la radio a la televisión y todo lo que ello conlleva, desde el aspirador al aire acondicionado, desde los semáforos que ordenan el tráfico hasta la forma de nuestras ciudades. ¿Alguien puede imaginar los edificios en que vivimos si un ascensor? Todo esto nos muestra la innovación es una cadena, un continuum en que cada nuevo aporte generar nuevas posibilidades.
En los negocios y la economía, la innovación es el catalizador para el crecimiento. Con los rápidos avances en el transporte y las comunicaciones, en la industria y las tecnologías, durante las últimas décadas, los antiguos conceptos en que la riqueza de un país venía dada por la cantidad de tierra cultivable y, la mano de obra disponible han quedado absolutamente obsoletos. Hoy hablamos de una ventaja competitiva más en función de las “estrategias”, algo aparentemente intangible y al margen en muchas ocasiones de la existencia de materias primas y otros recursos naturales. También las nuevas tecnologías (robótica, tecnologías de la información, etc.) forman parte de esa ventaja o desventaja al margen de otros aspectos.
Schumpeter, uno de los estudiosos de la innovación decía que las industrias, si quieren sobrevivir, debe de hacerlo a través de la innovación en todos los pasos del proceso, desde la extracción del mineral para hacer un pequeño jarrón hasta la tienda de artesanía, pasando por la fábrica y el transporte. Hablaba incluso de un término conocido como “destrucción creativa”, un término procedente de la teoría económica marxista que se refiere a los procesos vinculados a la acumulación y aniquilación de la riqueza bajo el capitalismo. En su forma básica, la “destrucción creativa” describe la forma en que el desarrollo económico capitalista surge de la destrucción de un orden económico anterior. Marx molde de esa y llevándola al planteamiento de que el capitalismo destruir puede configurar un anterior orden económico, pero además de evaluar la riqueza existente, unas veces a través de la guerra, el abandono, otra a través de las crisis económicas regulares y periódicas, con el fin de despejar el terreno para la creación de nuevas riqueza.
Schumpeter, a mediados del siglo pasado, popularizó el término  “destrucción creativa” al identificarlo con la teoría de la innovación económica y el progreso. Poco que ver con la forma en que lo utilizó Marx, puesto que a partir de ese momento pasó a referirse a procesos tales como la reducción de personal. Pero bueno, Marx y Schumpeter no son el motivo de este hilo del blog.

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