4 nov 2009

EL TRATO CON "PACIENTES DIFICILES" (y II- Los distintos tipos de personas.)

-1. El silencioso o introvertido.
Generalmente se trata de una persona indecisa, a veces tanto que ni siquiera te contesta al saludo, pudiendo parecer maleducado o grosero, pero no es así, simplemente es diferente. No quiere que nadie le hable, puede incluso
 no responder a tus preguntas, se limita a observar y buscar la información en carteles que orienten o algo similar. Solamente cuando no encuentre esa información se dirigirá ti.
Nuestra respuesta:
Hay que tener paciencia, limitarse a darle la bienvenida, y dejarlo pensar, serán solamente no segundos, ayudarles, ganar su confianza y no hacer demasiadas preguntas, menos aquellas que deban de ser muy elaboradas. Ante cualquier duda sugerirles alternativas y colaborar en la decisión.

2. El coqueteador.
Las insinuaciones, comentarios con doble sentido o implicaciones sexuales pueden estar en el fondo de sus palabras. Este tipo de comportamientos no provienen solamente de los hombres, también lo hacen de mujeres.
 Nuestra respuesta:
Mantener una actitud calmada y profesional en todo momento. Suelen ser insistente y no cejan en su empeño fácilmente. Atenderles de una forma profesional y aséptica procurando que marchen lo más rápido posible. Si la actitud no ceja y llegará a tocamientos o actitudes comprometedoras Expresar claramente nuestro rechazo e intención de denunciarlo.

3. El exigente.
Es aquél que interrumpe y pide atención inmediata. Estar actitud suele darse en individuos que se sienten inseguros y de esta forma creen tener más control
Nuestra respuesta:
Tratarlos con respeto, pero no acceder a sus demandas.

4. El que siempre se queja.
Nada le gusta. El servicios malo, no se atiende cuando se debe, etc. Etc. Etc.
Nuestra respuesta
Hay que asumir que es parte de su personalidad. Se deben intentar separar las quejas reales de las falsas. Dejarlo hablar y una vez que se desahoga encarrilar la solución teniendo en cuenta el tema principal.

5. El infeliz.
Es fácil que expresen algo parecido a “Dudo de que me pueda ayudar”. Estas personas no necesariamente dudan de la eficacia del sistema, ni tienen un problema con nosotros, su conflictos son con la vida en General.
Nuestra respuesta
No intente cambiarlo, simplemente muestrese amable y comprensivo, tratando de colaborar y satisfacerle en sus necesidades.

6. El prepotente o sabelotodo.
Su aire de superioridad puede hacernos sentir humillados. No permita. acéptelo sólo como un paciente más y no tome su reproche es como algo personal.
Nuestra respuesta
Sígale la corriente, déjele hablar de sus conocimientos y exprésele su admiración, pero sin hipérboles, sin darle cuerda. En la primera situación en que le sea posible tome el control de la conversación. Este tipo de clientes suelen ser analíticos, por tanto nuestra respuesta debe ser presentada de una manera convincente, pero esquemática.

7. El conversador.
Tienden a ocupar una gran parte de nuestro tiempo. Tratan de contarnos la historia de su vida y sus dolencias. No se trata de quitárselos de encima de un plumazo, pero tampoco dejarles que nos roben nuestra jornada.
Nuestra respuesta
Demostrar interés y un poco de paciencia. El motivo real de su comportamiento es que se encuentran solos.

8. El ofensivo
Con toda seguridad, nuestro primer planteamiento será utilizar la ironía o “meterlos en vereda” ¡No lo haga!
Nuestra respuesta
Simplemente –como explico más ampliamente en otro apartado- ser amables, excepcionalmente amables. Esto les descoloca y hacer bajar el nivel de confrontación.

9. El discutidor.
Seguramente no estará de acuerdo y discuta cada cosa que le digamos
Nuestra respuesta
No caer en la trampa. Hablar suave pero firmemente. Concentrar la conversación en los puntos en que se esté de acuerdo. Contar hasta diez … o más.

10. El enojado.
Viene realmente indignado, incluso enfurecido, con o sin razón.
Nuestra respuesta
No negar la razón –o sinrazón-de su enojo. Frases como “No hay motivo para estar enfadado” sólo pueden empeorar las cosas. No involucrarnos en las emociones. Reconocer verbalmente su molestia. Reducir la irritación. Ser pacientes. Tratar de obtener información precisa acerca de el problema. Tratar de que hable acerca de alguna solución, en este punto sabremos cómo de razonable es esta persona. Aquí el enojo debería de haberse prácticamente disipado. Proponerle una solución específica y no entrar en controversia por cosas nimias. Negociar una solución.
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