Siempre en compañía.
Si usted está asustado, preocupado o prevé una posible reacción por parte del paciente, siempre que sea posible, permanezca acompañado por otro compañero. Usted estará menos asustado y el
paciente es probable que actúe con mayor calma.
paciente es probable que actúe con mayor calma.
Permanezca tranquilo.
Si el paciente es agresivo, hable despacio y cortésmente. Trate de no mostrar cólera o enfado y pregúntele porque está enojado, o dígale simplemente que le cuente su problema (las personas antisociales, por lo general, al jactarse de ellos mismos disminuyen su agresividad). Seguramente no estará de acuerdo con su postura, dígale algo como "le entiendo" y que a usted le gusta ayudar, el paciente -mientras expresa sus ilusiones o extrañas ideas- se irá "ventilando", sin juicios mentales negativos sobre usted. A menudo, tras unos minutos, volverá a la calma.
Si el paciente simplemente está enojado, recuerde que a veces pueden tener razones para ello (tiene fuertes dolores, ha esperado mucho tiempo, está preocupado por su cónyuge o hijo). En estos casos, una simple declaración de entendimiento tal como "se que usted está enojado por, pero es difícil para mi atenderle si me grita. ¿Por qué no me dice lo que puedo hacer por usted y trataré de ayudarle?”, puede ser suficiente. Recuerde que un poco de empatía es, a veces, lo que más ayuda.
- Nuestra posición.
¿A qué distancia del paciente deberemos situarnos? la distancia ideal se encuentra aproximadamente a 1,5 m, pero no exactamente de frente, eso puede ser interpretado por él como un afrontamiento directo. Esa distancia es lo suficientemente cercana para permitir una compenetración, pero lo bastante lejos para no amenazar su espacio personal. Recuerde que no puede tocarle fácilmente o golpearle, aunque forme parte de la búsqueda de síntomas. No le de la espalda y acérquese de forma que lo vea usted a él y el que usted se acerca.
- Lenguaje corporal.
Entre sumisión y agresividad es preferible una pose tendente a sumisa. Debemos permanecer sin "las armas cargadas", las palmas abiertas colgando por debajo de la cintura, nunca mostrar un puño cerrado (ni por descuido), los hombros con una caída natural, nunca elevados, las piernas relajadas. No mire directamente a los ojos, esto supone una amenaza para la mayoría de las personas enfóquelos a la barbilla. Esa forma de mirar resulta menos amenazadora y nos permite seguir el movimiento de sus manos más fácilmente.
- Ofrezca un caramelo.
En muchas ocasiones tenemos caramelos, galletas o algo similar en nuestra mesa del despacho. El compartir la comida supone un enlace inicial entre la gente, pero cuidado si el paciente es muy insistente en solicitar, por ejemplo, el café que usted acaba de sacar de la máquina, puede estar pensando en lanzarle la bebida caliente. Sentados juntos y dando conversación también podemos calmarle, pero no se siente si el paciente rechaza sentarse y si lo hacen, asegúrese de no estar en la esquina, donde tiene un difícil escape.
- Compruebe si porta armas.
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