Aunque la explosión de violencia ocurra -en muchas ocasiones- de forma rápida y al azar, en la mayoría de los casos hay un previo aviso (cólera, agitación, puños cerrados y apretados, posición o miradas amenazadoras, etc.). Si el paciente de repente comienza a gritar y se dirige.¡El paciente está demasiado "caliente" para manejarlo! ¡Mucho menos para hacernos los héroes! Si tenemos un lugar protegido, rápidamente a él, pero siempre y cuando tengamos la seguridad de que vamos a poder aislar ese lugar antes de que el paciente entre y pueda encerrarse con nosotros.
hacia nosotros señalándonos con el dedo, o con los puños apretados y el cuerpo vencido hacia adelante, o nos zarandea... DEBEMOS QUITARNOS RÁPIDAMENTE DEL LUGAR DE FORMA QUE NO LE SEA POSIBLE EL AGARRARNOS
hacia nosotros señalándonos con el dedo, o con los puños apretados y el cuerpo vencido hacia adelante, o nos zarandea... DEBEMOS QUITARNOS RÁPIDAMENTE DEL LUGAR DE FORMA QUE NO LE SEA POSIBLE EL AGARRARNOS
Si somos dos las personas que estamos de servicio, debemos escapar en sentidos opuestos, esa persona no puede perseguir a los dos y esto produce un momento de desconcierto en él, en el peor de los casos uno de los dos quedará libre para coger algún tipo de defensa. Si está realmente asustado y no tiene nadie que le ayude, enciérrese con llave en el cuarto de baño y no intente abandonar el edificio, puede que les esté esperando.
Una previsión importante es haber recogido el teléfono móvil, de forma que nos permita realizar una llamada de socorro.
Los datos muestran que es poco probable que ataque a otros pacientes, e incluso si se produjera ataque a otro personal, normalmente no sería tan violento como en ese primer instante. Si abandona el centro, de aviso de inmediato la policía.
Conclusión:
- El mensaje está claro. Los centros deberían de tener un plan apropiado para manejar a los pacientes violentos o agresivos. Este plan debería especificar los recursos disponibles, quien debe de llamar y donde, donde atender a este tipo de pacientes y en qué condiciones. El responsable del centro debería de dar a conocer este tipo de instrucciones a todo el personal y entrenarle en los procedimientos apropiados y el lenguaje corporal necesario para tratar con "pacientes difíciles". Es muy interesante -cuando la situación ha pasado- el intercambio de lo aprendido, tanto en el aspecto positivo como en lo referente a los posibles errores. El responsable del centro debería de interrogar al personal después del incidente para comprender cómo fue la situación, que se hizo bien y lo que podría ser mejorado en el siguiente incidente ¡que lo habrá!.
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