28 ene 2010

CONVIVIR CON MI JEFE (I. El déspota)



Vamos a iniciar aquí una serie de post sobre las distintas clases de jefes y la actitud a adoptar “con ellos”  o “contra ellos”. Los jefes, cómo no, adoptan consciente o inconscientemente una gran variedad de estilos, existe el jefe que toma su despacho por una salita donde recostarse y en todo caso escuchar
pasivamente, ese que continuamente pregunta con la intención de sacar determinada información, el flexible y el déspota, el inquisidor, existen tantos jefes como tipos de personas.
Como inevitablemente sucede que si nuestro jefe es el paradigma de la bondad y el mejor que podemos encontrar no hay mucho que corregir, empezaremos este tutorial por aquellos jefes tóxicos que nos envenenan la vida y el trabajo, aquellos que no son buenos para sus colaboradores y que en ocasiones para la empresa parecen conseguir una serie de objetivos que sin esas formas tiránicas no se podrían alcanzar, pero que a medio largo plazo transmiten su toxicidad también al negocio, en fin, aquellos que no son buenas para nadie.
¿Qué hacer si mi jefe es un déspota, un tirano, ese dictador que oprime y desvaloriza a sus colaboradores?
  1. No te lo tomes así, no es algo personal.
Su actitud, esa forma de ser y parecer insoportable generalmente solo  tiene un origen, su frustración personal y profesional derivada de una insuficiencia de actitudes. Su sensación de no tener el control de las cosas le obliga a decir y hacer todo eso que tú aborreces.
  1. Si no es tuyo, no lo cojas.
Hace algún tiempo un chamán amazónico me enseñó a asumir este tipo de situaciones, su tribu y otra vecina tenían una costumbre ancestral para tratar las afrentas. Puesto que la afrenta hacía sentir mal a toda la tribu, ésta era una enfermedad que le habían transmitido los otros, la tribu afrentada, con su chaman a la cabeza, se dirigía al poblado ofensor y volcaba toda su rabia y desazón sobre el jefe de aquella, el cual, vencido por el problema, solía ponerse enfermo durante varios días, hasta que lograba superar  y olvidar la enfermedad. Tuve la oportunidad de ver uno de aquellos enfrentamientos desencadenado por el “robo” de una mujer y mi sorpresa fue que el chamán no enfermaba. Cuando le pregunté me dijo: “nunca robamos la mujer, ella quería reunirse con nosotros, la “enfermedad” es de él. Si yo la acojo es mía, sino seguirá siendo de él”. Pues eso, cuando tu jefe grite o se desespere frente a ti, no permitas que su ira te afecte, es de él.
  1. No eres el único, otro sobreviven.
Ya sabemos que mal de muchos consuelo de tontos, pero no está de más recordar que el tirano es uno de los más comunes. La naturaleza humana es así y el síndrome del poder hace a muchos comportarse como matones jactanciosos, pero s los demás sobreviven…tú también. Observar las estrategias de los que mejor sobreviven puede darnos una pista sobre qué hacer.
  1. Busca la parte divertida, pero sin pasarse.
No deja de ser absurdo observar a un adulto con la cara enrojecida como un bebé mientras grita y se desespera. Imagina que quien tienes enfrente es ese bebé y que sus gritos no son sino la prueba de que tiene el pañal mojado. A partir de ahí es fácil no tomar en serio su regañina.Pero evita que una sonrisa aparezca en tu cara, simplemente "cara de poker".
  1. Cambiarle el pañal.
 En algún momento de la bronca surgirá un tema al que hay que hacer frente. A los niños se les cambie el pañal con palabras suaves y movimientos acertados, si en el fondo tu jefe es un niño al que las circunstancias superan en sus capacidades, no debemos reaccionar gritando nosotros también con  gritos o movimientos ariscos, sino con calma, dominando la situación mediante un cambio drástico respecto de la forma en que nos fue planteada. Es importante que nuestra postura no parezca sumisa o defensiva, sino serena y adecuada.
  1. Si esperas, muy probablemente él solo se ahorcará.
Si no reaccionamos a sus ataques, sino que solamente escuchamos de una forma impasible y objetiva, sin tener en cuenta sus emociones y la forma en que las expresa, sino solamente escuchando el contenido, en algún momento el imbécil se disparará a sí mismo con ese estentóreo manejo de sus armas.

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1 comentario:

  1. Tengo un jefe "probablemente" alcohólico, te puedes imaginar los problemas, trabajamos en una sucursal alejada de los centros de decisión y no se que hacer, podrías poner unas notas sobre que hacer. gracias por adelantado

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