6 ene 2010

ESA SONRISA

Se me atraganta, pero es inevitable, abro el periódico y allí esta él con esa sonrisa políticamente correcta. Le conocí tiempo atrás en León y ya portaba orgulloso ese gesto bobalicón en su cara, entonces creí
 que era algo circunstancial y cuando se sentó allá arriba suponía que la evolución natural habría hecho algo positivo en él, pero no, sigue sonriendo bobamente y si un día tengo la oportunidad, juro por Snoopy que le preguntaré si es sólo de cara a la galería o también de puertas adentro, oséase, si en la intimidad con la cantante, tiene el mismo aire de decirle a la peña: “¡Joder, pero que bien lo hago!”.
Seguir a los taytantos y en un puesto que le permite picar para albondiguillas a cuarenta y cinco millones de pringaos con la misma simpleza de un coleguita de bachillerato recién llegado al botellón sólo se explica de dos maneras, o cree que todos somos gilipollas, o aquello de que el vivir rodeado de tanto cantamañanas y tirachaquetas, incapacitados para algo que no sea hacer de palmeros, lleva a los tontos a creerse sus propias mentiras.
A veces me pregunto sí se ríe del número de desempleados, o del déficit público, o de las exigencias nacionalistas, o de los problemas de la gente que se cagan a diario en aquella firma que -con lágrimas de alegría- dejaron en un papel creyendo que les hacía dueños de su casa y resulta que lo que firmaban era vender su vida al banco, si lo hace por la subida de la electricidad, porque con el IVA dos puntos más caro ya no vamos a poder ni comprarnos la capa de superman para –cuando desesperados saltemos desde un octavo- por lo menos dejar una imagen cinematográfica. Pero él no deja de sonreír y yo me voy a tener que meter los kilos de diazepam en vena, no por sus propiedades sedantes, ansiolíticas y relajantes musculares, sino por las otras, por las amnésicas y anticonvulsivantes, porque estoy ¡que me da, que me da! con tanto gilipollas sonriendo y yo a punto de convulsionar por tener que vivir sometido a este tipo y sus ministros-y-ministras que cualquier día se meten en el baño conmigo a ver que huevos me pueden prohibir allí dentro también. Nunca hubo tanto demagogo disfrazado de político, feminista, cultureta, saltimbanqui, sindicalista, experto en que sé yo que yo que sé, dispuesto a disfrazarse de Alicia en el País de las Maravillas, para desde el buen rollito y los besos con lengua en multitudinaria kermesse, jodernos vivos, eso sí, para alcanzar un mundo… qué digo mundo, un universo, una galaxia donde el máximo depredador sea Bambi y todos, amándonos tiernamente, juguemos a retozar juntos en La Casa de la Pradera, sin importarnos que algunos lleven barba y turbante y unas mochilas algo sospechosas.
Me produce náuseas tarta confitura extendida sobre cualquier aspecto de la vida, normalmente desde la estupidez confortablemente aposentada en sillones con sueldo oficial, como si estuvieran convencidos de que esa vida que algunos cabrones recelosos –quizá por que hemos visto, es cierto que lejos de aquí, como le metían dos tiros en la oreja a un pobre diablo sólo para robarle las gafas- esa vida, decía, creemos que tiene momentos en que enseñar la paloma de la paz tatuada en la tetilla no va a servir de nada y que a poco que te descuides te pueden acertar con la pedrada en los dientes.
Hoy, otra vez, sonríe desde esa foto que os dejo arriba, diciendo que va a solucionar los problemas económicos, sociales, culturales, interculturales, nacionales, internacionales y se rodea de 3 monstruos con un currículo de primera. Uno creó ilusiones desmedidas para al final hundirnos en una crisis económica sin precedentes hasta aquel momento - ahora ya sí, tenemos ésta- también una crisis de valores que llevó a los ministros a manejar el dinero público como si fuera la herencia de su abuela, el otro dirigía la economía cuando se produjo aquella crisis y cuando se ha producido está también, el tercero ha sido necesario importarlo, material de primera, un fenómeno que afiliado al Partido Socialista Francés fue ministro, Presidente de la Comisión Europea y que a los 85 años viene a decirnos lo que hay que hacer en España, no sin antes dejar a su hija -Martine Aubry-  en Francia, montandose una carrerita política a la sombra de los mismos “ideales”.En definitiva, que aquí el amigo, al verse en apuros grito ¡A MI LA LEGIÓN! y le vino solamente la cabra.
Parece que la sonrisa es obligatoria, todo buen rollito y poco más, la sesión de fotos que organizó Barack Obama en el Metropolitan de Nueva York con los líderes de 130 países no sólo fue polémica por la controvertida imagen de las hijas del presidente español, se bromea con la sonrisa de Obama, exactamente la misma en todas la fotos, como la postura de maniquí o robot. Para ilustrarlo, Eric Spiegelman ha realizado un vídeo en el que se puede comprobar cómo cambia todo, menos las estereotipadas sonrisa y postura del presidente estadounidense:
“Precisamente la única foto en la que Obama cambiaba algo la sonrisa y bastante la postura era en la que aparecía junto a la familia de Zapatero. Y es que resultaba difícil ubicarse entre esa ‘multitud’… Zapatero fue el único presidente que se presentó a la sesión fotográfica con la familia al completo. Aquí os lo dejo.

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