30 ene 2010

CONVIVIR CON MI JEFE (II. El controlador)

En el post anterior veíamos algunos consejos para tratar con un jefe tirano. Existen otros tipos de jefes y entre ellos uno de los más habituales es “el controlador”, ese individuo que se pasa la jornada revisando y fiscalizando el trabajo, la realización de los proyectos de todos sus colaboradores, ese tipo que no nos deja vivir. Veamos muy someramente algunas técnicas a aplicar a la hora de tratar
con él.
1. ¿Seré yo, Señor., seré yo?
Como en el chiste famoso lo primero es preguntarnos si parte de la cuestión no se debe a nuestra propia actuación. ¿Está justificado el miedo de nuestro jefe? ¿Se puede confiar en mi capacidad? Si una vez que siendo estrictamente honestos con nosotros mismos a la primera respuesta contestamos un sí, o a la segunda un no… pues nada, a cambiar y dejar de darle disgustos al pobre hombre.
2. Si no somos nosotros…
Entender que la obsesión por controlar solamente tiene un origen, el miedo. Probablemente tu jefe haya llegado a su “nivel de incompetencia”, o bien reciba desde “arriba” algún tipo de presión que tú desconoces. En definitiva, el intento de control sobre todo y sobre todos viene generado por el miedo y la inseguridad.
3. Comunica, comunica y vuelve a comunicar.
La desconfianza no es algo que se disipe de un día para otro, si estás seguro de que la revisión de los proyectos en sus manos no está justificada, informa de los procesos, su evolución y la manera en que afrontas las dificultades.
4. Detalla tus planes y objetivos.
Explica claramente lo que pretendes hacer, cómo vas a hacerlo, cuando vas a hacerlo y además la forma en que ese personaje perturbador va a tener conocimiento de los realizado. En definitiva, se trata de coger el timón sobre el trabajo y la forma en que éste será revisado, de tal manera que si se modifica ese acuerdo y hay un intento de fiscalización puedas expresar sin rubor algo similar a: “estoy en fecha, nuestro acuerdo dice que el jueves próximo te pasaré lo acordado”.
5. Deja transcurrir el tiempo.
Si consigues lo planteado en el punto anterior éstas en el buen camino, tu jefe se centrará en el plan de trabajo más que en tus actividades. Tus aportaciones periódicas sobre la evolución del proyecto crearán en él la ilusión de control que necesita, permitiendo una libertad el resto del tiempo que antes no tenías. Tu jefe necesitará tiempo para acostumbrarse a la nueva situación, pero sí es constante en esta actitud y dejas transcurrir algo de tiempo, muy probablemente todo mejore.

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