23 feb 2010

Y VOLVIERON FANTASMAS DE CUANDO NO ÉRAMOS COBARDES


"La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los Cielos; 
con ella no pueden 
igualarse
los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, 
así como por la honra, se puede
y debe aventurar la vida..."
Miguel de Cervantes Saavedra

¡Cuánta pena y cuánta pana, Afrodisio! El País, aquel periódico que nos puso un día jodidamente lejano alas de libertad a los que conspirábamos en los pasillos de la universidad, cae hoy en la mayor de las vergüenzas. Casi todos teníamos una “trenka”, un ejemplar de ese periódico recién nacido bajo el brazo y una razón para doblar la esquina y no dejarnos ver la jeta por aquellos tipos que siempre
 viajaban en un coche negro. Fueron tiempos duros, la juventud, las ganas, las ansias de "libertad" nos traían y llevaban detrás de cualquier pancarta donde esa palabra apareciese. Y si no había pancarta daba igual, democracia y libertad se gritaban por las calles aunque a veces terminaran en el pozo negro de una comisaría. Corrían las ganas a contracorriente de los tiempos y corríamos nosotros delante de los grises para evitar que corriera nuestra sangre, no fuera a ser verdad la frase de Gandhi cuando dijo “Correrán ríos de sangre antes de que conquistemos nuestra libertad, pero esa sangre deberá ser la nuestra”. Y hubo sangre joven regando las aceras en aquel tiempo en que no heramos cobardes.
El País y el PC, dos iconos de esos días, hoy operados y travestidos, el País de “diario independiente” a vocero gubernamental y el otro, de PC a esa cosa que se llama Izquierda Unida que no sabe de dónde viene y sospecho que tampoco a dónde va, ambos pidiendo recortar la libertad de expresión, el primero colocando a dos páginas un trabajito que por vergüenza torera no sé si lo hubiera publicado, en aquel tiempo, el profranquista diario Pueblo -en el que el actual mandamás del Grupo Prisa, desde su cargo de sub-director, se entrenó en la adulación al poderoso- y el otro permitiendo a un tal José Francisco Mendi, consultor audiovisual de IU, decir chorradas como que “De la misma manera que las autoridades regulan la calidad alimentaria, el Consejo (elemento a crear por el gobierno para poder cerrar emisoras y periódicos) debería regular la salud informativa”.Sí señor. ¡Torerooooo! Y el que no, a  Siberia que aún nos queda el Culag.
Uno calza los suficientes años para saber que la libertad no la regalan, se pelea, se busca, se logra y se mantiene si hace falta con la navaja cabritera entre la faja y subiendo al monte a uña de caballo, como en viejos tiempos en esta tierra de canallas, Los tibios, los apáticos, los vagos, morirán asfixiados por el yugo. “La libertad no hace felices a los hombres; los hace sencillamente hombres”, dijo un tal Manuel Azaña. Hoy, tirarse al monte no es cargarse la canana, se dispara desde un teclado, o sin él, como hago ahora, dictándole a Bill Gates mientras miro la pantalla de reojo y me dejo enfriar por el Febrero de estas tierras asomado a la ventana, una copa de vino, viento frío en la cara y calientes las entrañas para mentarle a la madre, si es preciso, a aquellos que gritaron ¡Libertad! y hoy, embozados tras coartadas ideológicas, pretenden robarnos la autonomía de pensar, expresar o escuchar lo que cada uno escoja. ¡Ya esta bien de monsergas, dictadores! Cada cual puede o no estar de acuerdo con los postulados de los otros, con la forma de expresarlos, pero eso se razona y justifica, no se impone “porque aquí mando yo y yo digo…”. Dejadnos seguir asistiendo a esa fiesta promiscua en que todos, todos, dicen lo que piensan sin que se despierten de nuevo los fantasmas de nuestra adolescencia, todos, aunque me pidan las tripas decir que todos menos vosotros, los que pretendéis instaurar el pensamiento único, dictar el qué decir y censurar lo que escuchar.
Paseáis los fantasmas de la vieja censura sojuzgando redacciones enteras, poniendo a sueldo a la mayoría, pero siempre quedará un espíritu libre en algún lado, independiente y crítico, casado con la verdad, que nos regale las orejas. Nunca nos podréis impedir el goce pacífico de la independencia privada, el derecho a tener y expresar una opinión propia sin someternos ante vuestro poder... alcanzado con nuestro dinero. 
Hermanos, a cuidarnos, que los hombres grises tienen traje nuevo con el logotipo de la izquierda sempiterna.

3 comentarios:

  1. Desde Venezuela gracias, gracias, gracias. Sus palabras son maravillosas.

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  2. Aca parlamos de lo que usted escribe. Lindo. Cuidese

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