Hemos estado viendo cómo convivir con algunos tipos de jefe, vamos ahora a tratar de afrontar cuestiones puntuales harto frecuentes. No es extraño que hasta el mejor jefe en un momento determinado se convierta en un burro irascible, creando situaciones
que en unos casos será mejor dejarlas pasar, pero cuando se repitan, convirtiéndose en algo habitual, no podemos dejar de hacerles frente. La solución de atropellarle, además de que nos pone el coche perdido es ilegal, por tanto, habrá que abordarlo desde otro punto de vista, veamos.El problema: Peticiones mal especificadas.
La solución: Devolver una nota en la que se repita lo dicho por nuestro mando y lo que nosotros interpretamos como petición. Es bueno tener en mente las dos preguntas de la Antropología a la hora de redactar nuestra respuesta, una es el “¿para qué?” y la otra el “¿para quién? En ambas éstas comprendido el por qué hacemos eso y que es lo que se espera. Si aun quiere ser más específico y tu jefe no lo ha sido, solicita el “¿para cuando?”
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