20 feb 2010

SÉ QUIEN ES EL ASESINO


¿A mí? ¡Pero si yo no he trabajado en la vida!”.
Palabras textuales de Sebastián Fernando Macarro Castillo a nuestro Ministro de Trabajo e Inmigración cuando el pasado Diciembre le comunicó telefónicamente la concesión de la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo, esa que dice en los papeles que debe de ser concedida como “mérito a una conducta útil y ejemplar en el desempeño de cualquier trabajo o profesión, o en compensación de daños y sufrimientos padecidos en el cumplimiento de ese deber profesional”. Pues ala, ya tenemos un Excelentísimo más en esta tierra de
verdugos y de víctimas, de represalias y pueblos pasados a cuchillo,  de antiguas heridas que algunos masajean a ver si sangran todavía. De una forma u otra remueven los cuerpos para que lo que eran asuntos del pasado sin vínculo alguno con nuestras vivencias personales no se olvide aunque en muchas familias quedaran antiguas cicatrices,  así vuelven a traer el hedor a fosa común, muerto y pasacalle de un tiempo de agravios recíprocos y sangre.
Todos tenemos un bisabuelo al que le dieron matarile junto al tronco de una higuera, una abuela triste o un “fulano de mi pueblo” que se quedó en alguna trinchera. Todos los pueblos parieron criminales y mártires, víctimas de un tiempo de canallas bajo todas las banderas.
Pachi López le entregó un premio de Derechos Humanos -¡tiene tela!- y ahora, esos intelectuales revisionistas sin memoria ni conciencia desentierran los fantasmas de gentes a los que nos cae tan lejana aquella guerra. Algunos nos quedamos con ganas cuando lo de la medalla de decir quién era ese -ahora Excmo. Señor Don- Sebastián Fernando Macarro … y nos callamos. Pero vuelve a la carga el PSOE, esta vez con la aquiescencia de algunos ignorantes del PP, ahora quieren concederle el Premio Príncipe de Asturias. Los métodos más sucios se han puesto en práctica, ya no es “el Macarro” por mal nombre, sino Marcos Ana, el poeta, el luchador, aquel hombre condenado a muerte tras la guerra al que una amnistía llevó a vivir en Francia hasta el 76 en que volvíó a España. ¡Que poca memoria! Marcos Ana es un seudónimo, el de Fernando Macarro, secretario de las Juventudes Socialistas en Alcalá de Henares en aquellos malditos años y del que ,entre otras cosas, se demostró había participado directamente en el asesinato, entre el 23 de junio y el tres de Septiembre de 1936, de al menos Marcial Plaza Delgado de 41 años “por ser cura”, de Amadeo Martín Acuña “por ser militante de Acción Popular” y Agustín Rosado de 45 años, labrador sin ideas políticas, pero que “ iba a misa todos los días”.
A Marcos Ana/Fernando Macarro le pretenden dar el Premio Principe de Asturias ... ¡de la Concordia! aquellos que nunca pisaron el Archivo Histórico de Defensa, donde podían matar el rato leyendo el expediente judicial 120.976, todos, los unos y los otros, los impúdicos proponentes del PSOE y esos bobos incultos del PP que les hacen la cla con las orejas, solo así dejarian de marear las conciencias con una medalla que lleva por lema “Labor et Honor”, lo justo para un individuo que afirma no haber dado un palo al agua y lo  del otro Premio no digamos.


Lo dicho ¡Yo sé quien es el asesino!

 Otra concesión de un premio acertadísima AQUÍ

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