El problema: me ha despreciado en público.
La solución: mal asunto una vez que se haya producido, pero aun así hay que poner coto a este tipo de situaciones que a veces se producen en el fragor de una reunión al despreciar el intento de aportar solución a un problema. Nuestra primera precaución debe ser no dar la oportunidad. Si nos atenemos
al ejemplo anterior, la reunión, no intentando –por ejemplo- introducir un tema que se considere superado, no pertenezca a aquello que se está tratando o pueda molestar a alguien. Aunque hayas ido a la reunión cargado de material sobre un determinado asunto, quizá no esté en la mente de los demás el tratarlo, no te centres en tu cuestión, la reunión -por definición- la integran todos los que están en ella, observa las “señales”, podrás detectar si es o no el momento y evitarte un disgusto. Todo se puede plantear en otro instante.
al ejemplo anterior, la reunión, no intentando –por ejemplo- introducir un tema que se considere superado, no pertenezca a aquello que se está tratando o pueda molestar a alguien. Aunque hayas ido a la reunión cargado de material sobre un determinado asunto, quizá no esté en la mente de los demás el tratarlo, no te centres en tu cuestión, la reunión -por definición- la integran todos los que están en ella, observa las “señales”, podrás detectar si es o no el momento y evitarte un disgusto. Todo se puede plantear en otro instante.
Si a pesar de todas esas precauciones te sientes humillado o menospreciado, solicita una reunión privada y plantéale a tu jefe que valoras de forma importante su opinión y sus indicaciones que ayudan habitualmente a mejorar, pero que las críticas delante de terceras personas dificultan la mejora en tu rendimiento y suponen un problema importante a la hora de llevar tu trabajo adelante.
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