Da lo mismo que seamos presidente de una gran empresa multinacional, o que tengamos a nuestro cargo un pequeño grupo de personas. En cualquiera de los casos, deberemos mostrar las habilidades de dirección necesarias para conseguir lo mejor de esas personas. Este tipo de habilidades, como todas, se aprenden y se desarrollan, al margen de capacidades innatas que pueden presentar determinadas personas.
La adquisición y práctica de estas capacidades no es –seguramente- tan
difícil, se trata más de un ejercicio de autocontrol y perseverancia, empezando por las cosas más sencillas.
difícil, se trata más de un ejercicio de autocontrol y perseverancia, empezando por las cosas más sencillas.
1. Haga lo que dice y si puede... lo que ellos esperan.
Ellos esperan que aquel que es su manager y debería convertirse en su líder -si aún no lo es- muestre responsabilidad, miré de frente a las personas y los problemas, los desafíos y las responsabilidades, que -como en el mar- el capitán sea el último en abandonar la lucha por salvar el barco y como en la tierra, sea el primero avanzando en la batalla.
Dirigir es asumir sus funciones y dar a su equipo las que corresponden, dejarlas a su cargo y asumir la responsabilidad. Es usted el responsable, nadie más, si todo esto –o parte- falla no eluda los problemas ni inculpe a otros. Es usted el responsable.
Los managers delegamos funciones, pero no responsabilidades,
2. Construya un verdadero equipo de trabajo.
Con toda seguridad, un montón de talento está oculto e inactivo entre su gente. Refuerce los actos positivos, busque las capacidades ocultas, sáquelas a flote y júntelas de forma que generen sinergias capaces de realizar lo imposible.
3. Controle los resultados... y no los olvide.
Mida los resultados, contrólelos día a día, semana a semana, año a año, utilizando herramientas adecuadas. Recuerde que se paga lo que se hace y se hace lo que se mide.Pero tampoco olvide esos resultados, felicite a sus colaboradores, ellos son artífices del éxito deben, conocerlos y sentirse orgullosos de ellos.
4. Construya relaciones.
La compenetración con el personal a su cargo no puede levantarse sobre témpanos de hielo, se derretirían. Esas ocasiones en que se necesita un esfuerzo de colaboración suplementario, son mucho más fáciles de llevar adelante si existe una compenetración con su personal. Es más, se trata de un requisito previo.
Nuestro interés por ellos debe ser como personas y no sólo como trabajadores, debe estar además sobre lo que es importante en la vida para ellos. Si escucha con eficacia y oye lo que ellos le dicen, habrá iniciado el camino recíproco del respeto personal y la compresión. Su equipo comienza a trabajar.
5. Acepte la reacción.
Una habilidad en la dirección de personal es su capacidad de mostrar una cierta humildad. Usted no es perfecto y aprender de su gente puede ayudarle, pero esa ayuda debe de llegar desde la misma humildad y comprensión.
Sus colaboradores son quienes conocen muchos aspectos del negocio y el mero hecho de poder aportar algo interesante y que esto sea aceptado, supone para el/ ellos una recompensa.Si les escucha, apoya sus buenas ideas y les ayuda a desarrollarlas, su forma constructiva de dirección convertirá a su equipo en su mejor abogado defensor. Este es un activo inestimable.
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