Y es que se veía venir, fueron los del “queremos saber” excepto del caso Faisán, los de nuestra economía en la “champions league”, el “pleno empleo en el 2010”, la “ley de dependencia” que concede un céntimo de euro al mes a un ciego para cubrir sus necesidades, los de “una política internacional que nos coloque donde debemos estar” y nos pusieron de chambelanes de ese truhán, militarote y golpista con cara de horrible mascarón de proa que tiraniza Venezuela.
Legislatura tras legislatura hicieron bandera del bienestar de nuestros mayores, de la intocabilidad de las pensiones, de la fortaleza del sistema, hasta hoy en que el Ministro de Trabajo afirma que él se haría un plan de
pensiones privado. Él, que tiene una jubilación privilegiada gracias a este sistema de castas, nos viene a decir que puede quebrar. Pues mire, para este viaje no hacían falta alforjas, si después de toda una vida corriendo detrás de una jubilación digna, cuando la mayoría cree que va a alcanzar la meta de ese maratón, van ustedes y le mueven la pancarta de llegada dos kilómetros más allá, de momento, ahora a los 67, luego a los 69 y dentro de poco alguno de estos abrazafarolas nos dirá que la jubilación sólo se concederá previa presentación del certificado de defunción. ¡olé mi niño, tan guapo, tan listo, tan bueno y no tiene novia!
Y por si faltaba algo, nos dicen por boca de este lumbreras que o llenamos la hucha, o a la hora de la jubilación, a buscar caracoles al campo para llenar el puchero. Todos menos ellos, claro, sus escargots serán servidos por camareros con acento francés en restaurantes de cinco tenedores. Pequeñas diferencias, las mismas que cuando imponen el catalán en las escuelas públicas mientras los hijos del mandamás van a colegios privados donde se enseña en castellano. El problema es que tienen razón y mientras derrochamos millones en subvencionar las más variopintas iniciativas, endeudamos a nuestros hijos y jodemos el futuro, gastamos lo que recibimos en pagar deudas pasadas. Me explico, el sistema español de pensiones es de “reparto”, es decir, el que está por llegar a los beneficios ingresa y con ello se paga a los perceptores. ¿De que me suena? ¡Coño, lo tengo! ¡Eso es el sistema piramidal! Déjeme pensar, Un tal, un tal…lo tengo, un tal Madoff, Afinsa, etc. ¿Qué pasara cuando sean más los pensionistas que los nuevos bobos que no sean ministros y por tanto no puedan hacerse un “plan de pensiones privado”?
Alguien tiene que pagar los platos rotos, así que vamos a “pachas”, que a escote nada es caro. Con esta filosofía los grandes gestores decidieron rápidamente: "a unos les subimos los impuestos, a los otros les alargamos la edad de jubilación, más tiempo pagando y menos recibiendo y si tragan, nosotros a presumir de superavit y solidez gracias a nuestras medidas, porque son las “medidas” las que logran lo positivo, no que le metamos la mano en el bolsillo a todo el que se levante a las cinco de la mañana. Nosotros seremos los guardianes del chocolate mientras las pensiones sigan en manos del estado y se repartan de acuerdo a nuestros intereses electorales, sin tener en cuenta el esfuerzo de aportación de cada uno todo irá bien, nada de responsabilidades individuales. Nada mejor que un sistema de pensiones politizado, llamémosle del bienestar que queda mejor, donde la pensión no dependa de la aportación y el esfuerzo realizado, sino de nuestros intereses electorales. Los que están currando que lo sigan haciendo y si faltan puestos que los jóvenes sigan en su casa alimentados por papá y mamá mientras pasa el tiempo, así les podremos decir en el futuro que no han cotizado lo suficiente. Venga, brindemos con champán, que esto está ya encauzado, nadie se ha dado cuenta que en el fondo planteamos la negación de la propiedad privada del ahorro personal, la solidaridad como bandera lo soporta todo, incluso la expropiación coactiva de lo detraído durante toda una vida”.
Entonces llego Zp y dijo muy serio: Dejaros de fiestas y a trabajar. Quiero un esfuerzo por vuestra parte. Quiero más, más. Ya sabéis que amo tanto a los necesitados que tenemos que fabricarlos por millares.
Legislatura tras legislatura hicieron bandera del bienestar de nuestros mayores, de la intocabilidad de las pensiones, de la fortaleza del sistema, hasta hoy en que el Ministro de Trabajo afirma que él se haría un plan de
pensiones privado. Él, que tiene una jubilación privilegiada gracias a este sistema de castas, nos viene a decir que puede quebrar. Pues mire, para este viaje no hacían falta alforjas, si después de toda una vida corriendo detrás de una jubilación digna, cuando la mayoría cree que va a alcanzar la meta de ese maratón, van ustedes y le mueven la pancarta de llegada dos kilómetros más allá, de momento, ahora a los 67, luego a los 69 y dentro de poco alguno de estos abrazafarolas nos dirá que la jubilación sólo se concederá previa presentación del certificado de defunción. ¡olé mi niño, tan guapo, tan listo, tan bueno y no tiene novia!
Y por si faltaba algo, nos dicen por boca de este lumbreras que o llenamos la hucha, o a la hora de la jubilación, a buscar caracoles al campo para llenar el puchero. Todos menos ellos, claro, sus escargots serán servidos por camareros con acento francés en restaurantes de cinco tenedores. Pequeñas diferencias, las mismas que cuando imponen el catalán en las escuelas públicas mientras los hijos del mandamás van a colegios privados donde se enseña en castellano. El problema es que tienen razón y mientras derrochamos millones en subvencionar las más variopintas iniciativas, endeudamos a nuestros hijos y jodemos el futuro, gastamos lo que recibimos en pagar deudas pasadas. Me explico, el sistema español de pensiones es de “reparto”, es decir, el que está por llegar a los beneficios ingresa y con ello se paga a los perceptores. ¿De que me suena? ¡Coño, lo tengo! ¡Eso es el sistema piramidal! Déjeme pensar, Un tal, un tal…lo tengo, un tal Madoff, Afinsa, etc. ¿Qué pasara cuando sean más los pensionistas que los nuevos bobos que no sean ministros y por tanto no puedan hacerse un “plan de pensiones privado”?
Alguien tiene que pagar los platos rotos, así que vamos a “pachas”, que a escote nada es caro. Con esta filosofía los grandes gestores decidieron rápidamente: "a unos les subimos los impuestos, a los otros les alargamos la edad de jubilación, más tiempo pagando y menos recibiendo y si tragan, nosotros a presumir de superavit y solidez gracias a nuestras medidas, porque son las “medidas” las que logran lo positivo, no que le metamos la mano en el bolsillo a todo el que se levante a las cinco de la mañana. Nosotros seremos los guardianes del chocolate mientras las pensiones sigan en manos del estado y se repartan de acuerdo a nuestros intereses electorales, sin tener en cuenta el esfuerzo de aportación de cada uno todo irá bien, nada de responsabilidades individuales. Nada mejor que un sistema de pensiones politizado, llamémosle del bienestar que queda mejor, donde la pensión no dependa de la aportación y el esfuerzo realizado, sino de nuestros intereses electorales. Los que están currando que lo sigan haciendo y si faltan puestos que los jóvenes sigan en su casa alimentados por papá y mamá mientras pasa el tiempo, así les podremos decir en el futuro que no han cotizado lo suficiente. Venga, brindemos con champán, que esto está ya encauzado, nadie se ha dado cuenta que en el fondo planteamos la negación de la propiedad privada del ahorro personal, la solidaridad como bandera lo soporta todo, incluso la expropiación coactiva de lo detraído durante toda una vida”.
Entonces llego Zp y dijo muy serio: Dejaros de fiestas y a trabajar. Quiero un esfuerzo por vuestra parte. Quiero más, más. Ya sabéis que amo tanto a los necesitados que tenemos que fabricarlos por millares.
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