22 mar 2010

LLARGAR EL PEXE



Les voy a contar un secreto, por eso, porque es secreto. Uno no nació entre Pajares y el mar, pero me gusta sentirme asturiano en ocasiones, que es casi siempre, así que a falta de naturaleza me agencié unos cuantos “hermanos” más asturianos que el "Gorretín Colorau", buena gente con la que me gusta quedar a medio camino para cenar, tomar unas copas y lo que se tercie. Así que no les extrañe el título de este post, en asturiano significa “ echar tus culpas a otro”. Y de eso van estas letras.
Estos días se me colaron por la pantalla plana unos cuantos imbéciles subvencionados a decirme que yo tengo que arreglar no se qué, miré
sorprendido a mi legítima y le dije: “¡ Ya te vale, para una vez que rompo el tirador de la cisterna, vas y lo cascas por ahí!  Ya lo arreglo, pero no es necesario que lo cuentes a más gente.” Acababa de medio despertarme en el sillón después de taytantas horas de curro y creí que aquellos que me hablaban con tanta confianza eran mi cuñado Mariano y un primo del pueblo que desde el programa “Las tardes con Leticia” se ofrecían para ayudarme a arreglar la cisterna que perdía agua,. Pero no,se trataba de unos jetas que querían que yo…¡arreglara España! ¡De eso nada, tíos,  que yo no he sido! Estos listos que se llevan crudo el bacalao me quieren liar para ir a pachas de lo que ellos han roto mientras se corrían la juerga, esa a la que nunca me invitaron porque tenían reservado el derecho de admisión. Estas criaturitas de Dios y la madre que los parió han decidido que todos somos tontos y no nos enteramos, todos menos ellos y las empresas que les pagan.
Resulta que hace quince días decidieron –por videoconferencia- mientras estaban en su chalés de Sotogrande o Miami, todos con embarcadero propio y playa particular, faltaría más, que la culpa del desaguisado la teníamos los que nos habíamos comprado un abrigo el invierno pasado y habíamos arreglado la cocina, por vivir por encima de nuestras posibilidades, dicen. Así que a pagar los excesos, los notas nos metieron la mano en la cartera y se llevaron chorrocientos millones al uno por cierto para salvar sus bancos, sus negocios y sus montajes. Como no sabían qué hacer con la pasta, esos mismos banqueros, artistas y negociantes, compraron “Bonos del Tesoro”, osea este tú, Fefé, unos papelitos que vienen a decir que los tontos del abrigo y la cocina les debemos una plata por coger nuestro dinero al uno por ciento y dejárnoslo al cuatro por ciento. Negocio redondo si además ese dinero que han pillado al uno por ciento y nos dejan a sus dueños al cuatro por ciento, viene el magnánimo gobierno y lo reparte, eso sí, a cambio de ponerse a mover bordillos en Torremolinos en Agosto a las cuatro de la tarde, para que una vez que cobren vayan a pedirles créditos y a comprar en sus negocios.
Pero apareció el desnortado de la Moncloa y volvió a pifiarla otra vez, soltó la pasta para no sé qué asociación de lesbianas en Tombuctú ¿o era  de adoradores del prepucio en las Seychelles? Bueno, en fin, que los reponedores de bordillos se quedaron sin comprar ni siquiera Fantas para la deshidratación. A los listos subvencionados se les generaba un problema, qué hacer con todo lo puesto en las estanterías ahora que habían contratado a unos cuantos más (eso sí con la mitad de sueldo por aquello de la crisis), si el de los bordillos solo come berzas y caracoles y de sacar a sus niños de tiendas nanai.
Así que se dijeron unos a otros que esto no podía ser y dieron con la solución, juntarse todos, incluidos unos cuantos “artistas”, que para eso están, oiga, otros tantos de coche oficial y sueldo perpetuo, se aliña con la baba bien pagada de unos cuantos contertulios afines, se le pasa la nota al bobo las botas de guardia en televisiones y periódicos y hecho, en una semana el bordillero tiene la culpa. Antes por consumir demasiado, ahora por no consumir. Alehop, la voltereta perfecta, el triple mortal sin manos.
Uno sabe que en la vida tiene que haber capataces y obreros, hijos de puta y pringaos. Es natural, la especie procura una diversidad de individuos suficiente para que unos jodan a los otros. Tener a alguien que nos dirija, nos oriente, nos lleve por el buen camino es una necesidad de los que hemos nacido para levantarnos tempranito aceptando aquello de que la esclavitud no se abolió, solamente se redujo a ocho horas diarias, en algunos casos extensibles a doce. Pero es que me hierve la sangre cuando algunos listos pata negra de esos que tanto abundan, se me meten en el salón de casa y haciendo como que no se enteran me quieren poner a currar, para ellos, otras tantas horas. 
Hoy, pasados unos días, me pregunto qué hacer, si enviarles mis padrinos a esos canallas y explicarles a punta de florete lo que pienso de sus piruetas, exponiéndome a ser citado como antipatriota y sentirme un fascista -esa palabra que sirve para todo- o seguir el canon establecido, lo políticamente correcto y agenciarme una cazadora de entretiempo en la “Boutique los Tanos” del mercadillo, el miércoles. Nada de esperar. Maricón el último. Ahora mismo rebusco en la hucha y me fundo un euro en los chinos con lo que sea. ¿O no se trata de eso?

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