1. Primera etapa.
Análisis de la situación.
2. Segunda etapa.
Definición del problema.
3. Tercera etapa.
Exploración de soluciones y alternativas
4. Cuarta etapa
En la primera etapa, uno de los errores habituales es confundir los síntomas con el problema. La exactitud con que se defina el problema determinará la calidad de la solución a que se llegue.
Algunas personas se ven enfrentadas a un problema que no entienden y se acercan a él como sí lo entendieran y como si tuvieran una solución a mano, de esa manera están trabajando con su propio problema y no con el que el paciente les presenta. Como resultado, el profesional está tratando de hacer algo que el paciente ni quiere ni necesita y estará, además de actuando con poca profesionalidad, poniendo en peligro el desarrollo correcto del proceso.
Sin duda, es mejor tomarse un tiempo y esfuerzo para identificar el problema, diferenciandolo claramente la causa y los síntomas. Unos son consecuencia de los otros, pero no identificables. El problema no es el enfado del paciente, sino la causa o razón de su enfado.
Que bueno!!!! ojalá mucha gente se aplicara esta filosofía, y no solo en temas médicos sino en el día a día, así nos iría bastante mejor a todos.¡te has ganado un beso! mua, mua. la rojilla.
ResponderEliminarPà que tú veas. Si toito es lo mesmo. Te didiqué unas cositas sobre marxismo por ahí. A buscar mozica.
ResponderEliminarayer volvi a ver El cielo sobre Berlin
ResponderEliminarcomienza asi:
cuando el niño era niño caminaba con los brazos abiertos,creia que el riachuelo era un rio,el rio un torrente y el charco el mar.cuando el niño era niño el no sabia que era un niño,todo el era alegria y todas las almas una.cuando el niño era niño no tenia opinion sobre nada,no tenia costumbres,se sentaba en el suelo,corria por doquier,tenia un tirabuzon en el pelo y nunca hacia muecas al hacerse fotos.
excelente pelicula de Wim Wenders
angel saludos desde el pac delicias
Saludos Angel
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