•Procurar tener la mente despejada para exponer las ideas con claridad y tranquilidad. No dejar que nuestros problemas personales o profesionales, interfieran.
•Estar atento a las reacciones del paciente que puedan indicar alteración emocional.
•Adaptar nuestro lenguaje y tono de voz al interlocutor.
• Prestar atención al lenguaje no verbal, ser expresivos en nuestros gestos, sonreír, mirar a los ojos, etc.
• Ser delicados, discretos y respetuosos. El secreto profesional nos obliga a salvaguardar la intimidad del paciente.
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