14 jun 2010

NO NOS COGERÁN VIVOS… AARRGGGG ¡DEMASIADO TARDE, VAMOS A MORIR TODOS!

Servidor y la mayoría de mis amigos, dejando un resquicio a la duda por aquello de que vaya usted a saber lo que hay en los colchones, siempre fuimos clase media/media. Utilizo el pasado del verbo adelantándome al futuro previsto unas cuantas fechas, lo molesto es que mi futuro no lo he pronosticado yo, sino que viene escrito en el Boletín Oficial del Estado en que vivo y la madre que lo parió. Si no teníamos bastante con la subida del IVA, la rebaja del salario no sólo de los funcionarios, también en la empresa privada, la subida de la luz el año pasado, la prevista para este año en
dos tandas hasta el 10% (4% ahora + 6% en el segundo semestre), la retirada de desgravaciones por comprar una casa a la que –lo dicen ellos- tengo derecho, darle mi dinero a los bancos al 1,5% para que compren Bonos del Estado (que a la hora de pagar resulta que soy yo) con un interés varias veces superior, si no era bastante, aparecen las administraciones públicas “menores”, mi ayuntamiento y el cuñado de un señor que pasaba por allí y todos quieren más pasta. ¡Alegría, alegría, aunque tengamos que poner cara de circunstancias! Si cuela lo de subir los impuestos, las tasas, los recargos municipales, el tabaco, las cornisas, las entradas de garaje si guardo el coche y el coste de la HORA si lo dejo fuera, el acogotarme por tener un vehículo que según parece contamina más que la British Petroleum, o sea, si cuela lo de crujirme a impuestos -a mí y a todos mis amigos de las clases medias- no tendrán que acabar con sus fiestas, con sus despilfarros, con sus prevendas, con sus áticos, con sus asesores de reconocida solvencia que vieron venir la crisis y se la pasaron por el forro de los cojones, con la subvención a los periodistas financieros que callaron como putas, con su participación en sus consorcios con sede en las Islas Caimán, con los pelotazos que chorrean desvergüenza, con sus castillos de naipes levantados sobre la base sólida de nuestro dinero ganado con el trabajo diario, con sus acuerdos multilaterales para recoger la basura de mi pueblo y el de al lado celebrados con marisco, putas y Moet Chandon antes de pasar por el banco a ingresar la mordida, con los coches blindados a toda pastilla circulando por la carretera igual que ellos por la vida, sin normas y sin conciencia, esas normas y esa conciencia que imponen y exigen a los demás. Y luego, de vuelta a casa, la amplia sonrisa y “tráiganos un cafelito Mari Pili que estos señores y yo tenemos que celebrar una cosita" mientras hablan con desvergüenza del 10% que pudre sus espíritus y vacía nuestros bolsillos. Seguirán con sus chalets en la costa, con nuestra vida y la de nuestros hijos en sus agendas electrónicas, con la posibilidad de mandar al paro otros cinco millones de personas que sólo quieren poderle pagar la hipoteca a aquellos que financian gratis a esta tropa, seguirán recabando votos con promesas de migajas y palmaditas en la espalda mientras un ejército de imbéciles alimentado de humo y espejismos pierde el culo por ser el que más y mejor les adula “a ver si hay suerte y me colocan al chico ellos que pueden".
"La democracia consiste en dos lobos y un cordero decidiendo a quien se van a comer", no lo digo yo, lo dijo Benjamín Franklin y así nos va en este país de borregos, engordando con nuestra sangre y nuestros impuestos a una banda de mamones sin escrúpulos. Pero es que el cordero/contribuyente no da más de sí por muchas que sean las urgencias de los barones autonómicos, por pequeñas que sean las diferencias entre las distintas autonomías a la hora de meter las manos en nuestros bolsillos, por grande que sea la distancia entre un "rico" catalán y un "rico" andaluz. ¿Qué lo mismo da? Nos van a crujir a todos, porque un rico de 60.000 euros ni es rico ni es nà, porque una enfermera a la que le roban el dinero de dos guardias de fin de semana, porque un pensionista al que le quitan 10 céntimos para mandárselo a no sé qué sindicato Tupamaro… ¡Ya no dan más de sí! Y aún así, robando de 10 en 10 los céntimos a esa Seguridad Social con la que están a punto de acabar, quizá por ser un invento de Bismarck un tipo que no era precisamente de izquierdas, siguen vendiéndose como los salvadores del pueblo, siguen escondiéndose detrás de la deuda y el déficit ahora que el populismo obrerista ya no funciona, para no reducir sus gastos, para que en esta esquina de Europa puedan seguir existiendo 18 presidentes, miles de superfluos sillones donde asientan sus culos otros tantos tiralevitas dedicados a mantener un gasto clientelista y a fomentar ese coercitivo igualitarismo, siempre por abajo, para todos… menos para ellos.

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